Jeremías 8:14 - Biblia Version Moderna (1929)14 Dirán: ¿Por qué nos quedamos sentados? Congregaos, y entremos en las ciudades fortificadas, y estaremos allí callados; puesto que Jehová nuestro Dios nos ha reducido a silencio, y nos ha dado a beber agua de hiel, por haber pecado contra Jehová. Δείτε το κεφάλαιοΠερισσότερες εκδόσειςBiblia Reina Valera 196014 ¿Por qué nos estamos sentados? Reuníos, y entremos en las ciudades fortificadas, y perezcamos allí; porque Jehová nuestro Dios nos ha destinado a perecer, y nos ha dado a beber aguas de hiel, porque pecamos contra Jehová. Δείτε το κεφάλαιοBiblia Nueva Traducción Viviente14 »Luego el pueblo dirá: “¿Por qué deberíamos esperar aquí para morir? Vengan, vayamos a las ciudades fortificadas para morir allí. Pues el Señor nuestro Dios ha decretado nuestra destrucción y nos ha dado a beber una copa de veneno porque pecamos contra el Señor. Δείτε το κεφάλαιοBiblia Católica (Latinoamericana)14 ¿Por qué nos quedamos parados? Juntémonos, entremos en nuestras ciudades fortificadas para morir allí, pues Yavé, nuestro Dios, nos entrega a la muerte y nos da para tomar agua envenenada, porque hemos pecado contra él. Δείτε το κεφάλαιοLa Biblia Textual 3a Edicion14 ¿Qué hacemos aquí sentados? Reunámonos y entremos en las plazas fuertes y perezcamos allí, Porque YHVH nuestro Dios nos deja morir, Nos ha dado a beber agua envenenada, Porque hemos pecado contra YHVH. Δείτε το κεφάλαιοBiblia Serafín de Ausejo 197514 ¿Por qué nos estamos sentados? Reuníos y entremos en las ciudades amuralladas y perezcamos allí; pues Yahveh, nuestro Dios, nos destina a perecer y nos da para beber agua envenenada, porque hemos pecado contra Yahveh. Δείτε το κεφάλαιοBiblia Reina Valera Gómez (2023)14 ¿Por qué nos quedamos sentados? Congregaos, y entremos en las ciudades fortificadas, y allí reposaremos; pues Jehová nuestro Dios nos ha hecho callar, y nos ha dado a beber aguas de hiel, porque hemos pecado contra Jehová. Δείτε το κεφάλαιο |
Y al muerto le alzará su tío (el cual le habrá de quemar), para sacar de la casa los huesos descarnados; y dirá al postrero, que estará en lo más interior de la casa: ¿Hay acaso contigo otro cadáver todavía? A lo que dirá éste: No hay más . . . Luego aquél le responderá: ¡Cállate! porque no hemos de mentar el nombre de Jehová.