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Jeremías 5:5 - Biblia Version Moderna (1929)

5 Me iré a los grandes, y hablaré con ellos; porque ellos, sí, conocen el camino de Jehová, la ley de su Dios. Mas veo que éstos todos a una han quebrado el yugo, han roto las coyundas.

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Περισσότερες εκδόσεις

Biblia Reina Valera 1960

5 Iré a los grandes, y les hablaré; porque ellos conocen el camino de Jehová, el juicio de su Dios. Pero ellos también quebraron el yugo, rompieron las coyundas.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

5 Así que iré y hablaré a sus líderes. Sin duda ellos conocen los caminos del Señor y entienden las leyes de Dios». Pero los líderes también, como un solo hombre, se habían librado del yugo de Dios y roto las cadenas.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

5 Iré ver a los jefes y les hablaré, pues éstos conocen el camino de Yavé y el derecho de su Dios. Pues bien, todos juntos habían quebrado el yugo y roto las correas.

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La Biblia Textual 3a Edicion

5 Iré a los grandes y hablaré con ellos, Porque ellos conocen el camino de YHVH, El juicio de su Dios. Pero todos ellos habían quebrado el yugo, Habían roto las coyundas.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

5 Iré, pues, a los grandes y les hablaré, porque éstos conocen el camino de Yahveh, el derecho de su Dios'. Pero son precisamente todos éstos quienes quebraron el yugo y rompieron las coyundas.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

5 Me iré a los grandes, y les hablaré; porque ellos conocen el camino de Jehová, el juicio de su Dios. Pero ellos también quebraron el yugo y rompieron las coyundas.

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Jeremías 5:5
25 Σταυροειδείς Αναφορές  

Asimismo todos los príncipes de los sacerdotes y el pueblo se portaron muy deslealmente contra Dios, obrando según las abominaciones de los paganos; y contaminaron la Casa de Jehová, la cual él había santificado para sí en Jerusalem.


¶Y viendo Moisés que el pueblo estaba desenfrenado, (pues Aarón les había dado rienda suelta, para que fuesen una irrisión en medio de sus contrarios),


tus príncipes son rebeldes y camaradas de ladrones; cada uno de ellos ama el cohecho y corre tras las dádivas: al huérfano no hacen justicia, ni llega a ellos la querella de la viuda.


Porque de tiempo muy atrás yo quebré tu yugo, y rompí tus coyundas; y tú dijiste: No transgrediré; en tanto que sobre todo collado elevado, y debajo de todo árbol frondoso, te prostituías, ¡oh ramera!


¡Oh generación perversa, atended al oráculo de Jehová! ¿Por ventura he sido yo un yermo para Israel, o una tierra de densas tinieblas? ¿por qué pues ha dicho mi pueblo: ¡Sacudimos el yugo! ¡no volveremos más a ti!


Todos tus amantes te han olvidado, no se curan ya de ti; porque con golpe de enemigo te he herido, con el castigo de adversario cruel; a causa de la grandeza de tu iniquidad, y por haberse aumentado tus pecados.


Porque desde el menor hasta el mayor de ellos, cada uno es dado a ganancias injustas; y desde el profeta hasta el sacerdote, cada uno practica el engaño.


Aun la cigüeña en los cielos conoce sus épocas determinadas, y la tórtola y la golondrina y la grulla observan el tiempo de su venida; mas mi pueblo no conoce el reglamento de Jehová.


Y doblan sus lenguas, como arco suyo, para arrojar mentiras; son valientes en la tierra, mas no para la verdad; pues proceden de maldad en maldad, y no me conocen a mí, dice Jehová.


Y me dijo: Hijo del hombre, éstos son los hombres que maquinan la maldad, y que dan el mal consejo en esta ciudad;


ESCUCHAD esta palabra, oh vacas de Basán, las que estáis en el monte de Samaria, las que oprimís a los desvalidos, las que quebrantáis a los necesitados, las que decís a vuestros señores: Traed vino, para que bebamos.


¡AY de aquellos que están descuidados en Sión, y de los que viven sin recelo en el monte de Samaria, los más notables de la primera de las naciones; a los cuales acude la casa de Israel!


Sus cabezas juzgan por premios, y sus sacerdotes enseñan por precio, y sus profetas adivinan por dinero; y con todo, se apoyan en Jehová, diciendo: ¿Acaso no está Jehová en medio de nosotros? ¡no vendrá pues sobre nosotros ningún mal!


Porque los labios del sacerdote han de guardar la ciencia, y de sus labios los hombres deben buscar la ley; porque mensajero es de Jehová de los Ejércitos.


Y viéndole Jesús cómo se puso triste, dijo: Cuán difícilmente entrarán en el reino de Dios los que tienen riquezas.


Sus conciudadanos empero le odiaban: y enviaron tras él una embajada, diciendo: No queremos que éste reine sobre nosotros.


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