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Jeremías 38:4 - Biblia Version Moderna (1929)

4 Entonces dijeron los príncipes al rey: Rogámoste que este hombre sea muerto; porque debilita las manos de los hombres de guerra que nos quedan aún en esta ciudad, y las manos de todo el pueblo, hablándoles tales palabras; porque este hombre no procura el bienestar de este pueblo, sino su mal.

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Biblia Reina Valera 1960

4 Y dijeron los príncipes al rey: Muera ahora este hombre; porque de esta manera hace desmayar las manos de los hombres de guerra que han quedado en esta ciudad, y las manos de todo el pueblo, hablándoles tales palabras; porque este hombre no busca la paz de este pueblo, sino el mal.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 Entonces los funcionarios fueron a ver al rey y le dijeron: —Señor, ¡este hombre debe morir! Esta forma de hablar desmoralizará a los pocos hombres de guerra que nos quedan, al igual que a todo el pueblo. ¡Este hombre es un traidor!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 Y aquellos jefes dijeron al rey: 'Este hombre debe morir, porque sus discursos desalientan a los combatientes que quedan en esta ciudad y aun a todo el pueblo. Es evidente que este hombre no busca nuestro bien, sino que trata de perdernos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 Entonces dijeron los príncipes al rey: ¡Te rogamos que este hombre sea ejecutado!, porque debilita las manos de los hombres de guerra que han quedado en esta ciudad, y las manos de todo el pueblo, hablándoles tales palabras, pues no busca este hombre la paz de este pueblo, sino su mal.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 Los jefes dijeron al rey: 'Hay que matar a este hombre, porque de este modo debilita las manos de los combatientes que quedan en esta ciudad y las manos de toda la población, diciéndoles semejantes cosas. Es claro que este hombre no busca el bien de este pueblo, sino el mal'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

4 Y los príncipes dijeron al rey: Te pedimos que se dé muerte a este hombre; porque de esta manera debilita las manos de los hombres de guerra que quedan en esta ciudad, y las manos de todo el pueblo, al hablarles tales palabras; porque este hombre no busca el bien de este pueblo, sino el mal.

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Jeremías 38:4
25 Σταυροειδείς Αναφορές  

Y Acab respondió a Elías: ¿Me has hallado, oh enemigo mío? A lo que dijo: Sí, te he hallado; por cuanto te has vendido para hacer maldad delante de Jehová.


Y ellos conspiraron contra él, y le mataron a pedradas, por mandato del rey, en el atrio de la Casa de Jehová.


Sea notorio al rey que los Judíos que han subido de ti a nosotros, han entrado en Jerusalem, y están edificando aquella ciudad rebelde y mala, y van ya acabando los muros y juntando los cimientos.


Pues que todos ellos querían meternos miedo, diciendo: ¡Debilítense sus manos, y desistan de la obra, para que no se haga! ¡Ahora al contrario, oh Dios mío, fortalece tú mis manos!


Mas el rey de Egipto les respondió: ¿Por qué, oh Moisés y Aarón, hacéis desistir al pueblo de su obra? ¡id a vuestras cargas!


Por tanto, así dice Jehová respecto de los hombres de Anatot, los cuales procuran quitarte la vida, diciendo: No profetices en el nombre de Jehová, no sea que mueras a nuestras manos.


Mas tú sabes, oh Jehová, todo su propósito contra mí para hacerme morir: ¡no perdones su iniquidad, y su pecado no sea borrado de tu vista; antes sean hechos tropezar delante de ti; trata con ellos en el tiempo de tu ira!


Entonces los sacerdotes y los profetas hablaron a los príncipes y a todo el pueblo, diciendo: ¡Este hombre es digno de muerte, porque ha profetizado contra esta ciudad, conforme a lo que habéis oído con vuestros mismos oídos!


Y procurad la paz de la ciudad adonde os he hecho llevar cautivos, y rogad por ella a Jehová; porque en la paz de ella tendréis vosotros paz.


El rey Sedequías juró entonces a Jeremías secretamente, diciendo: ¡Vive Jehová, el que hizo esta alma nuestra, que no te haré morir, y que no te entregaré en manos de aquellos hombres que buscan tu vida!


Y si los príncipes llegaren a saber que yo he hablado contigo, y vinieren a ti, y te dijeren: Rogámoste nos digas lo que dijiste al rey, (no lo encubras de nosotros, y no te haremos morir); también lo que a ti te dijo el rey;


sino que Baruc hijo de Nería te incita contra nosotros, a fin de entregarnos en manos de los Caldeos, para que nos hagan morir, o nos lleven cautivos a Babilonia.


Sus príncipes en medio de ella son como lobos que arrebatan la presa, derramando sangre, y destruyendo almas, a fin de obtener ganancias injustas.


Entonces Amasías, sacerdote de Bet-el, envió a Jeroboam rey de Israel, diciendo: ¡Amós conspira contra ti en medio de la casa de Israel; no puede la tierra soportar sus palabras!


Y comenzaron a acusarle, diciendo: A éste hemos hallado pervirtiendo a nuestra nación, y vedando pagar tributo a César, y diciendo que él mismo es Cristo, el Rey.


y presentándolos delante de los pretores, dijeron: Estos hombres, que son judíos, están turbando mucho nuestra ciudad,


Y no hallándolos, arrastraron a Jasón y a ciertos hermanos ante los magistrados de la ciudad, gritando: ¡Estos hombres que han trastornado e! mundo habitado, han venido acá también;


Porque hemos hallado ser este hombre una peste, y levantador de insurrecciones entre todos los judíos por todo el mundo habitado, y jefe de la secta de los Nazarenos:


Pero deseamos oír de tu parte lo que piensas; porque respecto de esta secta, nos es sabido que en todas partes se habla en contra de ella.


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