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Jeremías 23:17 - Biblia Version Moderna (1929)

17 Dicen de continuo a los que me desprecian: ¡Jehová ha dicho: Tendréis paz! y a cada uno que anda en la dureza de su corazón le dicen: ¡Ningún mal vendrá sobre vosotros!

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Biblia Reina Valera 1960

17 Dicen atrevidamente a los que me irritan: Jehová dijo: Paz tendréis; y a cualquiera que anda tras la obstinación de su corazón, dicen: No vendrá mal sobre vosotros.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

17 Siguen diciendo a los que desprecian mi palabra: “¡No se preocupen! ¡El Señor dice que ustedes tendrán paz!”. Y a los que obstinadamente siguen sus propios deseos, los profetas les dicen: “¡No les sucederá nada malo!”.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

17 A aquellos que desprecian la palabra de Yavé les aseguran 'que tendrán paz', y a todos los que siguen los caprichos de su corazón, 'que ninguna desgracia les va a suceder'.

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La Biblia Textual 3a Edicion

17 Dicen de continuo a quienes me desprecian: YHVH ha dicho: ¡Tendréis paz! Y a todo el que anda en la dureza de su corazón, Le dicen: ¡Ningún mal vendrá sobre vosotros!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

17 Se atreven a decir a quienes me desprecian: 'Yahveh ha dicho: os irá bien'. Y a cuantos siguen la obstinación de su corazón les dicen: 'No vendrá sobre vosotros la desgracia''.

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Jeremías 23:17
34 Σταυροειδείς Αναφορές  

Ahora pues, la espada nunca se apartará de tu casa; por lo mismo que tú me has despreciado, y has tomado la mujer de Urías heteo para que sea tu mujer.


que dicen a los videntes: ¡No veáis! y a los profetas: ¡No profeticéis para nosotros cosas rectas! ¡habladnos cosas suaves, profetizadnos engaños!


¡No hay paz, dice mi Dios, para los inicuos!


Este pueblo malo que rehusa con desprecio oír mis palabras, que anda en la dureza de su corazón, y se ha ido tras otros dioses, para servirles y para adorarlos, vendrá a ser como este cinto, que no sirve ya para nada.


Pero ellos dicen: ¡No hay remedio; pues que andaremos tras nuestras propias ideas, y obraremos cada cual según la dureza de su mal corazón!


Entonces ellos dijeron: ¡Vamos, tramemos nosotros un enredo contra Jeremías! porque la ley nunca dejará de asistir al sacerdote, ni al sabio el consejo, ni el oráculo al profeta. ¡Vamos pues, y traspasémosle con las saetas de la lengua, y no prestemos atención a ninguna de sus palabras!


En aquel tiempo Jerusalem será llamada trono de Jehová; y serán reunidas a ella todas las naciones, al nombre de Jehová, en Jerusalem; y no seguirán más la dureza de su depravado corazón.


(Dije yo entonces: ¡Ah Jehová, Señor! ciertamente has del todo engañado a este pueblo y a Jerusalem, diciendo: ¡Tendréis paz! en tanto que la espada alcanza ya hasta el alma.)


Han renegado de Jehová, y han dicho: ¡No hay tal Jehová! ¡ni vendrá sobre nosotros la calamidad; ni tampoco veremos espada ni hambre!


Y curan la llaga de mi pueblo livianamente, diciendo: ¡Paz! ¡paz! cuando no hay paz.


Mas ellos no escucharon, ni inclinaron a mí su oído: sino que anduvieron en sus propios consejos, y en la dureza de su depravado corazón; y se han ido hacía atrás y no hacia adelante,


Y curan la llaga de mi pueblo livianamente, diciendo: ¡Paz! ¡paz! cuando no hay paz.


sino que han caminado en la dureza de su corazón, y en pos de los Baales, según les enseñaron sus padres,


NUN.- Tus profetas han visto para ti visiones vanas y cosas insulsas; y no han puesto en descubierto tu iniquidad para hacer tornar tu cautiverio; antes, han visto cargas falaces contra tus enemigos, y causas de destierro para ti.


Por cuanto, sí, por cuanto habéis hecho errar a mi pueblo, diciendo: ¡Paz! cuando no hay paz; de manera que el pueblo edifica la pared, y he aquí que los profetas la revocan con tiza;


¿Y a mí me querréis profanar entre mi pueblo, por manojos de cebada y por bocados de pan; haciendo morir las almas que no deben morir, y dando vida a las almas que no deben vivir, por medio de vuestro mentir a mi pueblo que escucha la mentira?


Por cuanto habéis entristecido el corazón del justo con vuestras mentiras, a quien yo no he entristecido, y habéis robustecido las manos del inicuo, para que no se vuelva de su mal camino, a fin de que tenga vida;


A espada morirán todos los pecadores de mi pueblo, los que dicen: ¡El mal no nos alcanzará, ni nos caerá encima!


Si alguno andando en espíritu profético y falsedad, mintiere, diciendo: Te predicaré de vino y del licor embriagante; este tal será el predicador de este pueblo.


Sus cabezas juzgan por premios, y sus sacerdotes enseñan por precio, y sus profetas adivinan por dinero; y con todo, se apoyan en Jehová, diciendo: ¿Acaso no está Jehová en medio de nosotros? ¡no vendrá pues sobre nosotros ningún mal!


Así dice Jehová respecto de los profetas que hacen errar a mi pueblo, los que mientras muerden con los dientes, claman: ¡Paz! y a aquel que no les mete algo en la boca, le declaran solemne guerra:


Y sucederá en aquel tiempo que yo registraré a Jerusalem con lámparas, y castigaré a los hombres que, como vino, están asentados sobre sus heces; los cuales dicen en su corazón: ¡Jehová no hará bien, ni tampoco hará mal!


Pedídselo a él, porque los ídolos domésticos han hablado vanidad, y los adivinos han tenido visiones mentirosas, y han contado sueños falaces; dando consuelos vanos: por tanto los hijos de mi pueblo han andado errantes como ovejas; afligidos están, porque no ha habido quien los pastoree.


El hijo honra a su padre, y el siervo a su señor: pues si yo soy Padre, ¿dónde está mi honra? y si soy Señor, ¿dónde está el temor que se me debe? dice Jehová de los Ejércitos a vosotros, oh sacerdotes que despreciáis mi Nombre. Y decís: ¿En qué hemos despreciado tu Nombre?


sino por todo un mes, hasta que os salga por las narices y os cause asco; por cuanto habéis tratado con desprecio a Jehová que está en medio de vosotros; y habéis llorado delante de él, diciendo: ¿Para qué salimos de Egipto?


El que oye a vosotros, a mí me oye; y el que a vosotros os desecha, a mí me desecha; y el que me desecha a mí desecha al que me envió.


no sea que haya en medio de vosotros hombre, o mujer, o familia, o tribu, cuyo corazón se aparte hoy de Jehová su Dios, para ir a servir a los dioses de estas naciones; no sea que haya en medio de vosotros raíz que produzca hiel y ajenjo;


y suceda que al oír las palabras de este juramento de maldición, él se bendiga en su corazón, diciendo: Yo tendré paz aunque ande en la dureza de mi corazón; a fin de que con la saciedad quite la sed.


Por tanto, el que rechaza mis palabras, no rechaza al hombre, sino a Dios, que os da su Espíritu Santo.


Por tanto, Jehová el Dios de Israel dice así: Dije en verdad que tu casa, y la casa de tu padre andaría delante de mi rostro para siempre. Mas ahora, dice Jehová, ¡lejos sea esto de mí! porque a los que me honran yo los honraré, mas los que me desprecian serán tenidos en poco!


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