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Jeremías 20:18 - Biblia Version Moderna (1929)

18 ¿Por qué salí del seno para ver aflicción y dolor, y para que mis días sean consumidos en vergüenza?

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Περισσότερες εκδόσεις

Biblia Reina Valera 1960

18 ¿Para qué salí del vientre? ¿Para ver trabajo y dolor, y que mis días se gastasen en afrenta?

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Biblia Nueva Traducción Viviente

18 ¿Por qué habré nacido? Mi vida entera se ha llenado de dificultades, de dolor y de vergüenza.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

18 ¿Para qué, pues, salí de sus entrañas? ¿Para vivir angustia y tormento y acabar mis días en la humillación?

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La Biblia Textual 3a Edicion

18 ¿Para qué salí del vientre para ver aflicción y dolor, Y acabar mis días en vergüenza?

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

18 ¿Por qué salí del seno, para ver dolor y pena y para que mis días se vayan consumiendo en la vergüenza?

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

18 ¿Para qué salí del vientre? ¿Para ver trabajo y dolor, y que mis días se gastasen en vergüenza?

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Jeremías 20:18
27 Σταυροειδείς Αναφορές  

mas él mismo caminó, desierto adentro, la jornada de un día: y llegado, sentóse debajo de un arbusto, y pidió para sí la muerte, diciendo: ¡Ya basta, oh Jehová, quítame la vida; porque no soy yo mejor que mis padres!


¡EL hombre, el de mujer nacido, corto es de días, y harto de desventuras!


¡Quién diera que me encubrieses en la sepultura, que me escondieras hasta que calme tu ira, que me pusieses plazo para acordarte de mí!


¿Por qué se da a un desdichado la luz, y vida a los amargos de alma?


Sino  que el hombre nace para los trabajos,como las chispas se remontan para volar.


Porque como humo se consumen mis días, y mis huesos arden como leña seca.


Tú sabes mi afrenta, y mi confusión, y mi vituperio; delante de ti están todos mis enemigos.


desde la planta del pie hasta la cabeza, no queda ya en él cosa sana, sino heridas y cardenales y llagas recientes; no han sido cerradas, ni vendadas, ni suavizadas con aceite.


¡Escuchadme, los que conocéis la justicia, pueblo en cuyo corazón está mi ley! no temáis el vituperio de los hombres, ni os acobardéis con motivo de sus ultrajes:


¡Ay de mí, madre mía! ¿por qué me diste a luz, hombre de contención, como soy, y hombre de discordia, para toda esta tierra? No he prestado dinero a interés, ni me lo han prestado a mí; y sin embargo cada uno de ellos me maldice.


¿Por qué es perpetuo mi dolor; y mi herida desahuciada rehusa ser curada? ¿Serás del todo para conmigo como un torrente falaz, como aguas que engañan la esperanza?


¡Acostémonos pues en nuestra ignominia, y cúbranos nuestra confusión; porque hemos pecado contra Jehová nuestro Dios, nosotros y nuestros padres, desde nuestra mocedad hasta el día de hoy, y no hemos obedecido la voz de Jehová nuestro Dios!


¡Oh si pudiera consolarme en mi angustia! mi corazón desfallece dentro de mí.


LAMED.- ¿Acaso nada os importa, a todos los que me pasáis de largo? ¡Mirad y ved, si hay dolor como el dolor mío, que me ha sobrevenido; con el cual Jehová me ha afligido en el día de su ira ardiente!


ALEPH.- ¡Yo soy el hombre que ha visto aflicción bajo la vara de su ira!


¿Por qué me haces ver la iniquidad, y miras tú inmoble la maldad? pues que la opresión y la violencia están delante de mí; y hay contienda, y se levantan pleitos.


En verdad, en verdad os digo, que vosotros lloraréis y os lamentaréis, pero el mundo se regocijará: vosotros estaréis tristes, pero vuestro dolor se convertirá en gozo.


Ellos pues salieron de la presencia del Sinedrio, gozosos de que habían sido tenidos por dignos de padecer afrenta a causa del Nombre.


Por causa de lo cual también padezco estas cosas; sin embargo, no me avergüenzo; porque yo sé a quien he creído, y estoy seguro que él es poderoso para guardar mi depósito hasta aquel día.


Porque tenéis necesidad de la paciencia, a fin de que, habiendo hecho la voluntad de Dios, recibáis la promesa.


y otros tuvieron prueba de escarnios y azotes, y también de prisiones y cárceles:


mirando a Jesús, autor y consumador de nuestra fe, el cual por el gozo que fué puesto delante de él, soportó la cruz, despreciando la vergüenza, y se ha sentado a la diestra de Dios.


Salgamos pues a él, fuera del campamento, llevando su vituperio.


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