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Jeremías 20:12 - Biblia Version Moderna (1929)

12 Y tú, oh Jehová de los Ejércitos, que pruebas al justo, tú que miras los íntimos pensamientos  y el corazón, vea yo tu venganza en ellos; porque te he expuesto a ti mi causa.

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Περισσότερες εκδόσεις

Biblia Reina Valera 1960

12 Oh Jehová de los ejércitos, que pruebas a los justos, que ves los pensamientos y el corazón, vea yo tu venganza de ellos; porque a ti he encomendado mi causa.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

12 Oh Señor de los Ejércitos Celestiales, tú pruebas a los justos y examinas los secretos y los pensamientos más profundos. Permíteme ver tu venganza contra ellos, porque a ti he encomendado mi causa.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

12 Yavé, Señor, tus ojos están pendientes del hombre justo. Tú conoces las conciencias y los corazones, haz que vea cuando te desquites de ellos, porque a ti he confiado mi defensa.

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La Biblia Textual 3a Edicion

12 ¡Oh YHVH Sebaot, que pruebas al justo, escudriñando los riñones y el corazón! Haz que vea tu venganza en ellos, Porque a ti he expuesto mi causa.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

12 Yahveh Sebaot, juez justo, que sondeas el corazón y las entrañas, vea yo tu venganza contra ellos, pues a ti encomiendo mi causa.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

12 Oh Jehová de los ejércitos, que pruebas a los justos, que ves los pensamientos y el corazón, vea yo tu venganza en ellos; porque a ti he expuesto mi causa.

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Jeremías 20:12
26 Σταυροειδείς Αναφορές  

Así el rey Joás no se acordó de la benevolencia que Joiada su padre había usado para con él, sino que mató a su hijo; el cual dijo al morir: ¡Véalo Jehová, y pida cuenta de ello!


Jehová prueba al justo; pero en cuanto al maligno y al que ama la rapiña, su alma le aborrece.


¡Escudríñame, oh Dios, y conoce mi corazón: ensáyame, y conoce mis pensamientos;


Tú has probado mi corazón; me has visitado de noche; me has ensayado; nada hallarás; resuelto estoy a que no peque mi boca.


Porque me ha librado Dios de toda angustia, y mis ojos han mirado con triunfo a mis enemigos.


Se alegrará el justo cuando vea la venganza; bañará sus pies en la sangre del inicuo.


Mi Dios de misericordia irá delante de mí; Dios me hará mirar, a mis enemigos, con triunfo.


¡Esperad en él en todo tiempo, oh pueblos! ¡derramad delante de él vuestro corazón! ¡Dios es el refugio para nosotros! (Pausa.)


¡Ruégote se acabe ya la maldad de los inicuos; mas establece al justo, tú, el Dios justo, que pruebas el corazón y los íntimos pensamientos!


¡Alegra el alma de tu siervo; por que a ti, Señor, levanto mi alma!


¶Y tomó Ezequías la carta de mano de los mensajeros, y la leyó; luego subió a la Casa de Jehová, y la extendió Ezequías delante de Jehová.


Como golondrina, o grulla, así chirriaba yo; gemía como paloma; debilitáronse mis ojos de mirar hacia arriba. ¡Oh Jehová, oprimido estoy! ¡sé tú mi fiador!


Pero, ¡oh Jehová de los Ejércitos! que juzgas con justicia, y que pruebas los íntimos pensamientos y el corazón, vea yo tu venganza en ellos; porque a ti te he expuesto mi causa.


Mi herencia se ha hecho para conmigo como león en un bosque; ha dado su voz contra mí: por tanto la tengo aborrecida.


Yo Jehová; yo escudriño el corazón y pruebo los íntimos pensamientos; y esto para dar a cada cual conforme a sus caminos, y según el fruto de sus hechos.


¡Sean avergonzados mis perseguidores, mas no sea yo avergonzado! ¡sean ellos aterrados, mas no sea yo aterrado! ¡Venga sobre ellos el día de calamidad; y destrúyelos con doble destrucción!


quien, cuando fué ultrajado, no volvió a ultrajar; cuando padeció, no usó de amenazas, sino que remitió su causa a aquel que juzga justamente;


Por lo cual, también los que sufren conforme a la voluntad de Dios, encomienden sus almas a su fiel Creador, obrando ellos lo que es bueno.


¶¡Regocíjate sobre ella, oh cielo, y vosotros, los santos y los apóstoles y los profetas; porque Dios ha vengado vuestra causa en ella!


Y mataré a sus hijos de peste; y conocerán todas las iglesias que yo soy Aquel que escudriña los íntimos pensamientos y los corazones; y daré a cada uno de vosotros conforme a vuestras obras.


y clamaban a gran voz: ¿Hasta cuándo, oh Soberano nuestro, el fiel y el verdadero no juzgas y tomas venganza de nuestra sangre, en los que habitan sobre la tierra?


Mas Ana le repuso, diciendo: No, señor mío; mujer angustiada de espíritu soy; no he bebido ni vino ni licor fermentado, sino que he derramado mi alma delante de Jehová.


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