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Jeremías 14:12 - Biblia Version Moderna (1929)

12 Aunque ayunen, no oiré su clamor; y aunque ofrezcan holocaustos y ofrendas vegetales, no los aceptaré; sino que con espada, y con hambre, y con peste, haré exterminio en ellos.

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Περισσότερες εκδόσεις

Biblia Reina Valera 1960

12 Cuando ayunen, yo no oiré su clamor, y cuando ofrezcan holocausto y ofrenda no lo aceptaré, sino que los consumiré con espada, con hambre y con pestilencia.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

12 Cuando ellos ayunen no les prestaré atención. Cuando me presenten sus ofrendas quemadas y las ofrendas de grano, no las aceptaré. En cambio, los devoraré con guerra, hambre y enfermedad.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

12 Aunque ayunen, no escucharé su súplica; aunque me presenten holocaustos y ofrendas, no los aceptaré. Al contrario, me preparo para acabar con ellos por la espada, el hambre y la peste.

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La Biblia Textual 3a Edicion

12 Cuando ayunen, no escucharé su clamor, y cuando ofrezcan holocaustos y ofrendas de cereal, no los aceptaré, sino que con espada, hambre y pestilencia los consumiré.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

12 Aunque ayunen, no escucho su clamor; aunque ofrezcan holocausto y oblación, no los quiero, sino que voy a acabar con ellos por medio de la espada, del hambre y de la peste'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

12 Cuando ayunen, yo no oiré su clamor, y cuando ofrezcan holocausto y oblación, no los aceptaré; sino que los consumiré con espada, y con hambre y con pestilencia.

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Jeremías 14:12
32 Σταυροειδείς Αναφορές  

¿Acaso Dios oirá su clamor, cuando viniere sobre él la angustia?


¡entonces mis despreciadores clamarán a mí, mas yo no responderé, me buscarán con empeño, pero no me hallará!


El sacrificio de los inicuos es abominación a Jehová; mas la oración de los rectos es su deleite.


El sacrificio de los inicuos es una abominación; ¡cuánto más si lo presentan para encubrir la maldad


El que aparta sus oídos para no escuchar la ley, su oración misma es cosa abominable.


¿Por qué, dicen ellos, hemos ayunado, y tú no ves? ¿por qué hemos afligido nuestra alma, y tú nos desatiendes? he aquí, en vuestro día de ayuno halláis vuestro propio gusto, y exigís todos vuestros trabajos.


Por tanto así dice Jehová: He aquí que traigo sobre ellos un mal del cual no podrán evadirse; y clamarán a mí, pero no les escucharé.


Por tanto, no ores tú por este pueblo, ni eleves por ellos clamor y oración; porque no les escucharé al tiempo que clamen a mí a causa de su calamidad.


ENTONCES Jehová me dijo: Aun cuando se me pusieran delante Moisés y Samuel, mi alma no estaría para con este pueblo: ¡échalos de mi vista, y salgan!


De muertes dolorosas morirán; no serán llorados, ni serán sepultados: serán como estiércol sobre la haz del campo; porque serán consumidos con la espada y con el hambre; y sus cadáveres servirán de pasto para las aves del cielo y para las bestias de la tierra.


Y heriré a los habitantes de esta ciudad: así hombres como bestias morirán de pestilencia grande.


Y enviaré entre ellos la espada y el hambre y la peste hasta que sean consumidos de sobre la tierra que les dí a ellos y a sus padres.


he aquí que los terraplenes ya llegan a la ciudad para tomarla, y la ciudad está ya entregada en mano de los Caldeos que pelean contra ella, a causa de la espada y del hambre y de la peste; y lo que has hablado está hecho ya, y he aquí que tú lo ves:


¿A qué intento me traéis olíbano desde Sabá, y caña aromática de países lejanos? vuestros holocaustos no me son aceptos, y vuestros sacrificios no me agradan.


Los acabaré del todo, dice Jehová: no habrá uvas en la vid, ni habrá higos en la higuera, y hasta la hoja se marchitará; y las cosas que les he dado pasarán de ellos.


Y los esparciré entre las naciones, que ni ellos ni sus padres han conocido; y enviaré en pos de ellos la espada, hasta que yo los haya consumido.


O sea, que yo enviare la peste en aquella tierra, y derramare mi indignación sobre ella en sangre, para cortar de ella hombre y bestia;


Pues, dice Jehová el Señor, ¿cuánto más, cuando yo he enviado mis cuatro juicios terribles, la espada, el hambre, las bestias feroces y la peste, contra Jerusalem, para hacer cortar de ella hombre y bestia?


Por tanto yo también me portaré con ellos en ira ardiente; no perdonará mi ojo, ni tendré piedad; y ellos clamarán en mis oídos con voz grande, mas no los oiré.


Con sus rebaños y con sus vacadas irán a buscar a Jehová, mas no le podrán hallar; él se ha retirado ya de ellos.


Aborrezco, rechazo con desprecio vuestras fiestas, y no me serán gratas vuestras asambleas solemnes.


Entonces clamarán a Jehová, mas no les responderá; y en ese tiempo esconderá él de ellos su rostro según han maleado sus obras.


Y aconteció que así como él llamó, y ellos no escucharon, así ellos clamarán, y yo no escucharé, dice Jehová de los Ejércitos:


¡Oh si hubiere entre vosotros quien cerrase las puertas del Templo, para que no encendierais fuego sobre mi altar en balde! ¡No tengo complacencia en vosotros, dice Jehová de los Ejércitos, ni aceptaré de vuestras manos ofrenda!


Y esto, otra vez, habéis hecho: Cubrís el altar de Jehová con las lágrimas de vuestras mujeres, con sus lloros y sus gemidos; en grado que él ya no vuelve más la cara hacia la ofrenda, ni la recibe de vuestra mano con agrado.


Y miré, y he aquí un caballo pálido, y aquel que estaba sentado sobre él se llamaba la Muerte; y el mundo de los muertos seguía en pos de él. Y a éstos les fué dada autoridad sobre la cuarta parte de la tierra, para matar a espada, y con hambre, y con peste, y por medio de las fieras de la tierra.


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