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Isaías 32:9 - Biblia Version Moderna (1929)

9 ¡Mujeres descuidadas, levantaos! ¡oíd mi voz! ¡hijas confiadas, escuchad mi dicho!

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Περισσότερες εκδόσεις

Biblia Reina Valera 1960

9 Mujeres indolentes, levantaos, oíd mi voz; hijas confiadas, escuchad mi razón.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

9 Escuchen, mujeres, ustedes que están acostumbradas a la buena vida. Escúchenme, ustedes que son tan engreídas.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

9 Mujeres despreocupadas, levántense, oigan lo que les digo; hijas demasiado confiadas, escuchen mis palabras.

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La Biblia Textual 3a Edicion

9 ¡Oh mujeres indolentes, levantaos! Damas confiadas, escuchad mis razones, y oíd mi voz:

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

9 Mujeres descuidadas, levantaos, escuchad ni voz; hijas confiadas, atended a mi palabra:

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

9 Mujeres indolentes, levantaos, oíd mi voz; hijas confiadas, escuchad mi razón.

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Isaías 32:9
15 Σταυροειδείς Αναφορές  

Muy harta está nuestra alma del escarnio de los descuidados, y del desprecio de los soberbios.


¡Prestad atención y oíd mi voz! ¡escuchad, y oíd mi dicho!


Además, ha dicho Jehová:  Por cuanto las hijas de Sión son orgullosas, y andan con cuello erguido, y guiñan con ojos desvergonzados, caminando con pasos melindrosos, y produciendo retintines con los pies;


Porque se oye una voz de llanto, procedente de Sión, que dice: ¡Cómo hemos sido desolados! ¡estamos en extremo abochornados! ¡porque dejamos la tierra natal, porque han echado por tierra nuestras habitaciones!


¡Oíd pues, oh mujeres, el oráculo de Jehová, y reciba vuestro oído la palabra de su boca! Enseñad también a vuestras hijas el llanto, y cada cual a su compañera, la lamentación.


HE.- Los que se alimentaban de manjares delicados, pereciendo están por la calles; los que se criaban en escarlata, se abrazan con los estercoleros.


¡Ésta es la ciudad regocijada que habitaba descuidadamente, la que decía en su corazón: ¡Yo soy, y fuera de mí no hay ninguna! ¡Cómo ha venido a ser una desolación, una guarida de fieras! todo aquel que pasare junto a ella silbará, y meneará la mano.


La mujer tierna y delicada en medio de ti, que nunca probó a asentar en tierra la planta de su pie, de pura delicadeza y ternura, su ojo será avariento para con el marido de su seno, y para con su hijo y su hija,


Y habiéndoselo dicho a Joatam, éste se fué y púsose sobre la cumbre del monte Gerizim; y alzando la voz, clamó, y les dijo: Oídme, señores de Siquem, para que os oiga Dios.


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