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Génesis 31:1 - Biblia Version Moderna (1929)

1 PERO Jacob oyó las palabras de los hijos de Labán, que decían: Jacob ha tomado todo lo que era de nuestro padre, y de lo que es de nuestro padre se ha hecho toda esta grandeza.

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Περισσότερες εκδόσεις

Biblia Reina Valera 1960

1 Y oía Jacob las palabras de los hijos de Labán, que decían: Jacob ha tomado todo lo que era de nuestro padre, y de lo que era de nuestro padre ha adquirido toda esta riqueza.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

1 Entonces Jacob se enteró de que los hijos de Labán se quejaban de él, y decían: «¡Jacob le robó todo a nuestro padre! Logró toda su riqueza a costa de nuestro padre».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 Supo Jacob lo que los hijos de Labán andaban diciendo: 'Jacob se ha apoderado de todo lo de nuestro padre, y con lo de nuestro padre ha hecho toda esa fortuna.

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 Pero oía las palabras de los hijos de Labán, diciendo: Jacob ha tomado todo lo de nuestro padre, y toda esta riqueza la ha hecho con lo que era de nuestro padre.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 Oyó Jacob que los hijos de Labán decían: 'Jacob se ha apoderado de todo lo que era de nuestro padre, y con lo de nuestro padre ha hecho él toda esa fortuna'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

1 Y oía él las palabras de los hijos de Labán que decían: Jacob ha tomado todo lo que era de nuestro padre, y de lo que era de nuestro padre ha adquirido toda esta grandeza.

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Génesis 31:1
23 Σταυροειδείς Αναφορές  

De esta suerte el hombre medró repentinamente de un modo extraordinario; y tuvo muchos rebaños, y siervas, y siervos, y camellos y asnos.


Miró también Jacob el rostro de Labán, y he aquí que no era para con él como antes.


Entonces contestó Labán y dijo a Jacob: Estas hijas son hijas mías; y estos hijos, hijos míos; los rebaños, rebaños míos; y todo lo que tú estás viendo, mío es. ¿Y qué puedo hacer hoy a estas mis hijas, o a sus hijos que ellas han parido?


Y haced saber a mi padre toda mi gloria en Egipto, con todo lo que habéis visto; apresuraos pues para traer a mi padre acá.


y les contó Hamán la gloria de sus riquezas, y la multitud de sus hijos, y toda la grandeza que el rey le había conferido, y cómo le había elevado sobre todos los príncipes y los siervos del rey.


si, al contrario, no han dicho los hombres de mi tienda: ¿Quién hallará uno siquiera que de su alimento no se haya saciado?


de los hombres con tu mano, oh Jehová! de los hombres mundanos, cuya porción la tienen en esta vida, y cuyo vientre llenas de tu tesoro. Hartan a sus hijos, y dejan el resto a los chiquitos de éstos.


Mi alma está en medio de leones; me acuesto entre los que arrojan llamas, hijos de hombres, cuyos dientes son lanzas y saetas, y su lengua una espada aguda.


El corazón sosegado es vida para la carne; pero la envidia es carcoma de los huesos.


Cruel es la cólera, y diluvio destructor es la ira; mas ¿quién podrá estar en pie delante de la envidia?


Luego me puse a observar toda suerte de trabajos, y todo género de obra afortunada; y ví que por esto mismo el hombre es envidiado de su prójimo. ¡Esto también es vanidad y correr tras el viento!


Por tanto también el sepulcro ha ensanchado su voraz anhelo, y ha abierto sin medida su boca; y descienden allí la gloria de ellos, y su multitud, y su algazara, y aquel que en ello se regocija.


Así dice Jehová: No se gloríe el sabio en su sabiduría, ni se gloríe el poderoso en su poder, ni se gloríe el rico en sus riquezas;


¶He aquí que todos los que hablan en refranes te aplicarán este refrán, diciendo: ¡Cual la madre, tal su hija!


¶Otra vez, le lleva el diablo a un monte muy alto, y le muestra todos los reinos del mundo y a gloria de ellos:


el tal es hinchado de orgullo, no sabiendo nada, sino teniendo un enfermizo afecto a cuestiones y disputas de palabras, de donde provienen envidias, contenciones, blasfemias, sospechas siniestras,


¶Porque nosotros también éramos en un tiempo necios, desobedientes, engañados, sirviendo a diversas concupiscencias y placeres, viviendo en malicia y envidia, aborrecibles, y aborreciéndonos los unos a los otros.


Porque toda carne es como la hierba, y toda su gloria, como la flor de la hierba; la hierba se seca, y la flor se cae,


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