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Génesis 13:16 - Biblia Version Moderna (1929)

16 Y haré que tu simiente sea como el polvo de la tierra; de modo que si alguien pudiera contar el polvo de la tierra, también tu simiente será contada.

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Περισσότερες εκδόσεις

Biblia Reina Valera 1960

16 Y haré tu descendencia como el polvo de la tierra; que si alguno puede contar el polvo de la tierra, también tu descendencia será contada.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

16 ¡Y te daré tantos descendientes que, como el polvo de la tierra, será imposible contarlos!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

16 Multiplicaré tu descendencia como el polvo de la tierra, de tal manera, que si se pudiera contar el polvo de la tierra, también se podría contar tu descendencia.

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La Biblia Textual 3a Edicion

16 Haré a tu descendencia como el polvo de la tierra: si se puede contar el polvo de la tierra, tu descendencia podrá ser contada.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

16 y haré que tu descendencia sea como el polvo de la tierra. Si alguien puede contar el polvo de la tierra, podrá contar también tu posteridad.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

16 Y haré tu simiente como el polvo de la tierra: que si alguno podrá contar el polvo de la tierra, también tu simiente será contada.

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Génesis 13:16
38 Σταυροειδείς Αναφορές  

Y le sacó fuera, y dijo: Mira hacia los cielos, y cuenta las estrellas, si las puedes contar; y le dijo: ¡Así será tu simiente!


Díjole más el Ángel de Jehová: Multiplicaré de tal manera tu simiente, que no podrá ser contada a causa de su muchedumbre.


Y yo la bendeciré, y de ella también te daré hijo; sí, yo la bendeciré, y vendrá a ser madre de naciones; reyes de pueblos procederán de ella.


Y pondré mi pacto entre mí y ti, y te multiplicaré sobremanera.


Tocante a Ismael también te he oído. He aquí que le he bendecido, y le haré fecundo, y le multiplicaré sobremanera; doce príncipes engendrará, y haré de él una nación grande.


Y te haré acrecentar sobremanera, y haré que naciones desciendan de ti; y reyes saldrán de ti.


ya que Abraham ciertamente vendrá a ser una nación grande y fuerte, y que han de ser bendecidas en él todas las naciones de la tierra?


Y también del hijo de la sierva haré una nación, por cuanto es simiente tuya.


que bendiciendo te bendeciré, y multiplicando multiplicaré tu simiente como las estrellas del cielo, y como las arenas a la orilla del mar; y tu simiente poseerá la puerta de sus enemigos;


y multiplicaré tu simiente como las estrellas del cielo, y daré a tu simiente todas estas tierras; y serán bendecidas en tu simiente todas las naciones de la tierra;


Y será tu simiente como el polvo de la tierra; y te extenderás hacia el occidente, y hacia el oriente, y hacia el aquilón, y hacia el mediodía; y en ti y en tu simiente serán bendecidas todas las familias de la tierra.


Y el Dios Todopoderoso te bendiga, y te haga acrecentar, y te multiplique, de manera que vengas a ser congregación de pueblos;


Y tú mismo dijiste: Ciertamente yo te haré bien, y pondré tu simiente como las arenas del mar, que no pueden ser contadas a causa de la muchedumbre.


Y pasó allí la noche: y tomó de lo que le venía a la mano un presente para Esaú su hermano:


Además le dijo Dios: Yo soy el Dios Omnipotente; sé fecundo y multiplícate; una nación y una congregación de naciones procederán de ti, y reyes saldrán de tus lomos.


Y dijo: Yo soy Dios, el Dios de tu padre: no temas descender a Egipto; porque allí haré de ti una nación grande.


Y con todo tu siervo está en medio de tu pueblo que has escogido, pueblo grande, que no se puede numerar ni contar por la muchedumbre de él.


Mientras tanto Judá e Israel eran  muchos, como las arenas que están junto al mar en multitud, comiendo, y bebiendo, y alegrándose.


Pero les tuvo misericordia Jehová, y compadecióse de ellos, y volvió hacia ellos su rostro, a causa de su pacto con Abraham, Isaac y Jacob; y no quiso destruirlos, ni desecharlos de su presencia, hasta entonces.


Y Joab dio la suma del censo del pueblo a David; y era todo Israel mil millares y cien mil hombres que sacaban espada; y de Judá había cuatrocientos y setenta mil hombres que sacaban espada.


Mas no formó David el censo de ellos de veinte años para abajo, porque había dicho Jehová que multiplicaría a Israel como las estrellas del cielo.


Ahora pues, oh Jehová Dios, sea firme tu promesa para con David mi padre; porque tú me has hecho rey sobre un pueblo numeroso como el polvo de la tierra.


Y conocerás que es numeroso tu linaje, y tu descendencia como la hierba de la tierra.


Y los hijos de Israel fueron fecundos, y se reprodujeron abundantemente, y multiplicáronse, y se hicieron muy fuertes; y la tierra fué llena de ellos.


Acuérdate de Abraham, de Isaac y de Israel, siervos tuyos, a quienes por ti mismo juraste, y les dijiste: Multiplicaré vuestra simiente como las estrellas del cielo; y toda esta tierra que os tengo prometida, la daré a vuestra simiente, y ellos la heredarán para siempre.


De la manera que no pueden contarse las huestes de los cielos, ni medirse las arenas del mar; así yo multiplicaré la simiente de David, mi siervo, y los levitas que ministran delante de mí.


¿Quién computó jamás el polvo de Jacob, ni siquiera el número de la cuarta parte de Israel? ¡Muera yo de la muerte de los justos, y sea mi postrimería como la suya!


Jehová vuestro Dios os ha hecho muy numerosos; y heos aquí el día de hoy como las estrellas del cielo en multitud.


Por lo cual también nacieron de uno, y ese ya amortecido, descendientes como las estrellas del cielo en multitud, e innumerables como las arenas que están a la orilla de la mar,


¶Después de esto, miré, y he aquí una grande muchedumbre, que nadie podía contar, de entre todas las naciones, y las tribus, y los pueblos, y las lenguas, que estaban de pie ante el trono y delante del Cordero, revestidos de ropas blancas, y teniendo palmas en sus manos;


Pues sucedía que cuando los hijos de Israel habían hecho la siembra, subían los Madianitas y los Amalecitas y los hijos de Oriente; sí, subían contra ellos,


Porque subían con sus ganados y sus tiendas, entrando en el país como langostas en multitud; pues que de ellos y de sus camellos no había número: y entraban en la tierra para destruirla.


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