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Éxodo 19:18 - Biblia Version Moderna (1929)

18 Y el monte Sinaí estaba humeando todo él, porque Jehová había descendido sobre él en fuego; y subía su humo como humo de un horno; y todo el monte temblaba en gran manera.

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Biblia Reina Valera 1960

18 Todo el monte Sinaí humeaba, porque Jehová había descendido sobre él en fuego; y el humo subía como el humo de un horno, y todo el monte se estremecía en gran manera.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

18 El monte Sinaí estaba totalmente cubierto de humo, porque el Señor había descendido sobre él en forma de fuego. Nubes de humo subían al cielo como el humo que sale de un horno de ladrillos, y todo el monte se sacudía violentamente.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

18 El monte Sinaí entero humeaba, porque Yavé había bajado en medio del fuego. Subía aquel humo como de un horno, y todo el monte temblaba muy fuerte.

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La Biblia Textual 3a Edicion

18 Todo el monte Sinay humeaba, porque YHVH había descendido sobre él en el fuego,° y su humo subía como el humo de un horno, y todo el monte se estremecía en gran manera,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

18 Todo el monte Sinaí humeaba, porque había descendido sobre él Yahveh en forma de fuego, y el humo subía como la humareda de un horno. Toda la montaña retemblaba.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

18 Y todo el monte de Sinaí humeaba, porque Jehová había descendido sobre él en fuego: y el humo de él subía como el humo de un horno, y todo el monte se estremeció en gran manera.

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Éxodo 19:18
41 Σταυροειδείς Αναφορές  

Y Jehová descendió para ver la ciudad y la torre que edificaban los hijos de los hombres.


Y sucedió que, puesto ya el sol, hubo densas tinieblas, y he aquí un horno que humeaba, y una antorcha de fuego que pasaba entre los animales divididos.


y tendió la vista sobre la haz de Sodoma y Gomorra, y sobre la haz de toda la tierra de la Vega, y al mirar, he aquí que el humo de aquella tierra subía como el humo de un horno.


Y sobre el monte Sinaí bajaste tú, y hablaste con ellos desde el cielo; y les diste juicios rectos, y leyes verdaderas, y estatutos y mandamientos buenos.


el cual mira a la tierra, y ella tiembla; toca los montes, y humean.


las montañas saltaron como carneros, los collados como corderos.


¡A la presencia del Señor, tiembla, oh tierra, a la presencia del Dios de Jacob;


¡Inclina, oh Jehová, tus cielos y desciende! ¡toca las montañas, y humeen!


E inclinó los cielos y descendió, y había tinieblas espesas debajo de sus pies.


Lluvia de beneficios derramaste, oh Dios: cuando tu herencia estaba cansada, tú la reanimaste.


La voz de tu trueno oyóse en el torbellino; los relámpagos alumbraron al mundo; la tierra se estremeció, y tembló.


¡En el mar fué tu camino, y tus sendas en las muchas aguas, y tus pisadas no fueron conocidas!


No tocará mano al tal, mas sea apedreado o asaeteado; ya sea bestia, ya sea hombre, no vivirá. Solamente en el caso de prolongarse mucho el sonido de la bocina, subirán al monte.


Entonces Moisés sacó al pueblo del campamento para recibir a Dios; y se detuvieron al pie del monte.


¶Y todo el pueblo estaba observando los truenos, y las llamas, y el sonido de la trompeta, y el monte que humeaba; y viéndolo el pueblo, temblaron y pusiéronse de lejos;


Y era la apariencia de la gloria de Jehová como un fuego devorador sobre la cumbre del monte, a los ojos de los hijos de Israel.


Y apareciósele el Ángel de Jehová en una llama de fuego, en medio de una zarza; pues él miró, y he aquí una zarza que ardía en fuego, y la zarza no se consumía.


y está prevenido para mañana; y por la mañana subirás al monte Sinaí, y te presentarás delante de mí allí sobre la cumbre del monte.


Y los cimientos de los umbrales se conmovieron con la voz del que clamaba; y la Casa se llenó de humo.


¡OH si rasgaras los cielos y  descendieras, para que las montañas se derritan a tu presencia;


Miro las montañas, y he aquí que están temblando, y todas las colinas se conmueven.


¡Se para y mide la tierra! ¡echa una mirada, y hace estremecer a las naciones! se esparcen también como polvo las montañas sempiternas, se hunden los collados eternos; ¡suyos son los senderos de las eternidad!


Y vosotros huiréis por el valle de mis montes; porque alcanzará el valle de los montes hasta Azal; y huiréis como huisteis a causa del terremoto en los días de Uzías rey de Judá: y vendrá Jehová mi Dios, y todos los santos ángeles con él.


Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá hambres y terremotos por diferentes lugares.


Y dijo: Jehová vino de Sinaí, y desde Seir levantóse como el sol para ellos: resplandeció desde el monte Parán, y vino de en medio de diez millares de santos ángeles: a su diestra traía una ley de fuego para ellos.


Desde los cielos te hizo oír su voz, para corregirte; y sobre la tierra te hizo ver su gran fuego, y sus palabras has oído de en medio del fuego.


¶Estas palabras habló Jehová a toda vuestra Asamblea en el monte, desde en medio del fuego, de la nube, y de las densas tinieblas, con gran voz; y no añadió más. Y las escribió sobre dos tablas de piedra, y me las dió.


Cara a cara habló Jehová con vosotros en el monte, de en medio del fuego;


y a vosotros que sois afligidos, daros descanso juntamente con nosotros, en el tiempo de la revelación del Señor Jesús, desde el cielo, con sus poderosos ángeles,


en llamas de fuego, tomando venganza en los que no conocen a Dios y en los que no obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesús:


¶Porque no os habéis acercado a un monte palpable y que ardía en fuego, y a obscuridad y tinieblas y tempestad,


la voz del cual entonces sacudió la tierra; mas ahora ha prometido, diciendo: Una sola vez más sacudiré no solamente la tierra, sino el cielo también.


Vendrá empero el día del Señor como ladrón; día en que los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos serán disueltos con ardiente calor; la tierra también y las obras que hay en ella serán abrasadas.


Y llenóse el templo del humo procedente de la gloria de Dios y de su poder: y nadie pudo entrar en el templo, hasta que se hubiesen cumplido las siete plagas de los siete ángeles.


Y abrió el pozo del abismo; y subió humo del pozo, como el humo de un gran horno; y fueron entenebrecidos el sol y el aire, a causa del humo del pozo.


¡Temblaron las montañas a la presencia de Jehová, aquel Sinaí mismo, a la presencia de Jehová, el Dios de Israel!


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