Eclesiastés 8:6 - Biblia Version Moderna (1929)

⁶ porque para todo asunto hay tiempo y juicio determinados; porque la miseria del género humano es grande sobre él.

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Biblia Reina Valera 1960

⁶ Porque para todo lo que quisieres hay tiempo y juicio; porque el mal del hombre es grande sobre él;

Biblia Nueva Traducción Viviente

⁶ pues hay un tiempo y un modo para cada cosa, incluso cuando uno está en apuros.

Biblia Católica (Latinoamericana)

⁶ Pues hay para cosa un tiempo y un criterio.

La Biblia Textual 3a Edicion

⁶ Porque para cada asunto hay un tiempo y un juicio. Ciertamente el mal que gravita sobre el hombre es grande,

Biblia Serafín de Ausejo 1975

⁶ Para todo, en efecto, hay un tiempo y un modo. Es grande el mal que pesa sobre el hombre,

Biblia Reina Valera Gómez (2023)

⁶ Porque para todo lo que se quiere hay tiempo y juicio; por tanto, la aflicción del hombre es grande sobre él.

Eclesiastés 8:6 Σταυροειδείς Αναφορές

Job 10:13

Sin embargo, estas calamidades tuviste guardadas en tu corazón; yo sé que esto estaba resuelto para contigo.

Job 33:17

para apartar al hombre de su mala obra; y así al hombre le quita la soberbia.

Job 33:19

Asimismo el hombre es corregido con dolores sobre su cama, y con una agitación continua en sus huesos;

Eclesiastés 11:9

¡Regocíjate, oh mancebo, en tu juventud, y alégrete tu corazón en los días de tu mocedad; y anda en los caminos de tu corazón, y en la luz de tus ojos; mas sabe tú que por todas estas cosas Dios te traerá a juicio!

Eclesiastés 3:1

PARA todo hay una sazón oportuna; y hay un tiempo determinado para todo asunto debajo del cielo:

Eclesiastés 3:11

Lo ha hecho todo hermoso en su tiempo; y ha puesto en el corazón de ellos el anhelo por la eternidad; por cuanto el género humano no puede entender la obra que ha hecho Dios, desde su principio hasta su fin.

Eclesiastés 3:17

Dije entonces en mi corazón: Al justo y al inicuo los juzgará Dios; porque allá arriba hay un tiempo, determinado para todo asunto y para toda obra.

Lucas 13:25

Una vez que se haya levantado el padre de familia, y haya cerrado la puerta, y comenzareis, estando fuera, a llamar a la puerta, diciendo: Señor, ábrenos; y él respondiendo, os dijere: No os conozco ni sé de dónde sois.