Biblia Todo Logo
Διαδικτυακή Βίβλος
- Διαφημίσεις -





Daniel 9:20 - Biblia Version Moderna (1929)

20 ¶Y mientras yo estaba aún hablando, y orando, y confesando mi pecado, y el pecado de mi pueblo Israel; y mientras derramaba mis ruegos delante de Jehová mi Dios, por el santo monte de mi Dios,

Δείτε το κεφάλαιο αντίγραφο


Περισσότερες εκδόσεις

Biblia Reina Valera 1960

20 Aún estaba hablando y orando, y confesando mi pecado y el pecado de mi pueblo Israel, y derramaba mi ruego delante de Jehová mi Dios por el monte santo de mi Dios;

Δείτε το κεφάλαιο αντίγραφο

Biblia Nueva Traducción Viviente

20 Yo seguí orando y confesando mi pecado y el pecado de mi pueblo, rogándole al Señor mi Dios por Jerusalén, su monte santo.

Δείτε το κεφάλαιο αντίγραφο

Biblia Católica (Latinoamericana)

20 A la hora de la ofrenda de la tarde estaba todavía hablando y orando, confesando mi pecado y el de mi pueblo Israel, suplicando a Yavé mi Dios por su santa montaña.

Δείτε το κεφάλαιο αντίγραφο

La Biblia Textual 3a Edicion

20 Aún estaba hablando y orando, y confesando mi pecado y el pecado de mi pueblo Israel, y derramaba mi ruego delante de YHVH mi Dios por el monte santo de mi Dios,

Δείτε το κεφάλαιο αντίγραφο

Biblia Serafín de Ausejo 1975

20 Estaba yo aún hablando, orando, confesando mi pecado y el pecado de mi pueblo Israel, y presentando mi súplica a Yahveh, mi Dios, por su santa montaña;

Δείτε το κεφάλαιο αντίγραφο

Biblia Reina Valera Gómez (2023)

20 Aún estaba yo hablando, y orando, y confesando mi pecado y el pecado de mi pueblo Israel, y presentaba mi súplica delante de Jehová mi Dios por la montaña santa de mi Dios;

Δείτε το κεφάλαιο αντίγραφο




Daniel 9:20
24 Σταυροειδείς Αναφορές  

Y MIENTRAS oraba Esdras y hacía oración, llorando, y postrándose a tierra delante de la Casa de Dios, se juntó en derredor de él una grandísima asamblea de Israel, hombres, y mujeres, y niños; porque el pueblo lloraba con lloro grande.


sea atento, te lo ruego, tu oído, y estén abiertos tus ojos, para que escuches la oración que yo, siervo tuyo, hago ahora delante de ti, día y noche, por los hijos de Israel tus siervos, y mientras confieso los pecados de los hijos de Israel, que nosotros hemos cometido contra ti! pues que yo y la casa de mi padre hemos pecado.


Cercano está Jehová a todos los que le invocan, a los que le invocan con verdad.


Te hice manifiesto mi pecado, y no encubrí mi iniquidad; dije: Confesaré mis transgresiones a Jehová; y tú perdonaste la iniquidad de mi pecado. (Pausa.)


Ciertamente no hay en la tierra hombre justo que haga bien y no peque.


yo también los traeré a ellos a mi santo monte, y los haré gozosos en mi Casa de oración; sus holocaustos y sus sacrificios serán aceptados sobre mi altar: porque mi Casa será llamada Casa de oración, por todos los pueblos.


Entonces llamarás, y Jehová te responderá; clamarás por auxilio, y él dirá: ¡Heme aquí! con tal que apartares de en medio de ti el yugo, el extender con irrisión el dedo, y el hablar vanidad.


Entonces yo dije: ¡Ay de mí, pues soy perdido! porque soy hombre de labios inmundos, y en medio de un pueblo de labios inmundos habito; por cuanto mis ojos han visto al Rey, a Jehová de los Ejércitos.


Y sucederá que antes que clamaren, yo responderé, y estando ellos aún hablando, yo oiré.


Mas éme dijo: No temas, Daniel; porque desde el primer día que aplicaste tu corazón a buscar inteligencia, y a humillarte ante tu Dios, fueron escuchadas tus palabras, y yo he venido a consecuencia de tus palabras.


En aquellos días yo Daniel estaba afligiéndome por espacio de tres semanas.


Y plantará sus pabellones palaciales entre los mares, junto al hermoso y santo monte; mas llegará a su fin; y no habrá quien le ayude.


¡Oh Señor, conforme a todas tus justicias, apártese, te ruego, tu ceño y tu ardiente indignación de sobre tu ciudad de Jerusalem, tu santo monte; porque a causa de nuestros pecados, y de las iniquidades de nuestros padres Jerusalem y tu pueblo han venido a ser el oprobio de todos los que están en derredor nuestro.


Así dice Jehová: Me he vuelto a Sión, y habitaré en medio de Jerusalem; y Jerusalem será llamada Ciudad de la Verdad; y el monte de Jehová de los Ejércitos será llamado el Monte Santo.


Y habiendo ellos orado, fué sacudido el lugar donde estaban congregados; y fueron todos llenos del Espíritu Santo; y hablaron la palabra de Dios con denuedo.


pues que todos han pecado y están privados de la gloria de Dios),


pues que en muchas cosas todos tropezamos. Si alguno no tropieza en palabra, el tal es hombre perfecto, capaz de refrenar además todo el cuerpo.


Y me llevó en el Espíritu a una montaña grande y alta, y me mostró la santa ciudad de Jerusalem, descendiendo del cielo, desde Dios;


Y ví la santa ciudad, la nueva Jerusalem, descendiendo del cielo, desde Dios, preparada como una novia engalanada para su esposo.


Ακολουθησε μας:

Διαφημίσεις


Διαφημίσεις