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Apocalipsis 20:4 - Biblia Version Moderna (1929)

4 ¶Y ví tronos; y se sentaron sobre ellos; y les fué dada facultad de juicio: y ví las almas de los que habían sido degollados a causa del testimonio de Jesús, y a causa de la palabra de Dios, y cuantos no habían adorado a la bestia, ni a su imagen, y no habían recibido la marca en sus frentes ni sobre su mano; y vivieron, y reinaron con Cristo mil años.

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Biblia Reina Valera 1960

4 Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar; y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 Después vi tronos, y los que estaban sentados en ellos habían recibido autoridad para juzgar. Vi las almas de aquellos que habían sido decapitados por dar testimonio acerca de Jesús y proclamar la palabra de Dios. Ellos no habían adorado a la bestia ni a su estatua, ni habían aceptado su marca en la frente o en las manos. Volvieron a la vida, y reinaron con Cristo durante mil años.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 También vi unos tronos, y sentados en ellos los que tienen poder para juzgar. Vi también las almas de aquellos a quienes les cortaron la cabeza por causa de las enseñanzas de Jesús y de la Palabra de Dios. Vi a todos los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen y no habían recibido su marca en la frente o en la mano. Volvieron a la vida y reinaron mil años con el Mesías.

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 Y vi tronos, y se sentaron en ellos, y les fue concedido juzgar.° Vi también° las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por causa de la palabra de Dios, y a los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, ni habían recibido la marca en la frente y en su mano, y volvieron a vivir° para reinar con el Mesías mil años: Ésta es la primera resurrección,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 Luego vi tronos. A los que se sentaron en ellos se les dio poder de juzgar. Y vi las almas de los que habían sido decapitados por causa del testimonio de Jesús y de la Palabra de Dios, y a cuantos no habían adorado la bestia ni su imagen, ni habían recibido la marca en la frente ni en la mano. Volvieron a la vida y reinaron con Cristo por mil años.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

4 Y vi tronos, y a los que se sentaron sobre ellos les fue dado juicio; y vi las almas de los decapitados por el testimonio de Jesús, y por la palabra de Dios, y que no habían adorado la bestia, ni a su imagen, y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos, y vivieron y reinaron con Cristo mil años.

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Apocalipsis 20:4
40 Σταυροειδείς Αναφορές  

¶Empero en los días de aquellos reyes, el Dios del cielo establecerá un reino que nunca jamás será destruído, y el reino no será dejado a otro pueblo, sino que desmenuzará y acabará con todos aquellos reinos, en tanto que él mismo permanecerá para todos lossiglos;


Pero los santos del Altísimo recibirán el reino, y poseerán el reino para siempre, y para siempre jamás.


hasta tanto que vino el Anciano de días, y el juicio fué dado a favor de lossantos del Altísimo, y llegó el tiempo en que los santos habían de tomar posesión del reino.


Y el reino, y el dominio, y el señorío de los reinos por debajo de todos los cielos, será dado al pueblo de los santos del Altísimo, cuyo reino es un reino eterno; y todos los dominios le servirán y le obedecerán a él.


¶Yo estaba mirando hasta que fueron puestos tronos; y El Anciano de días se sentó, cuyo vestido era blanco como la nieve, y el cabello de su cabeza como lana purísima; llamas de fuego era su trono, y las ruedas de éste un fuego abrasador.


He aquí que os voy a enviar a Elías profeta, antes que venga el día grande y tremendo de Jehová.


Y Jesús les dijo: En verdad os digo, que vosotros que me habéis seguido, cuando en la regeneración el Hijo del hombre se siente sobre el trono de sugloria, vosotros también os sentaréis sobre doce tronos, juzgando a las doce tribus de Israel.


Y muchos entonces tropezarán; y se entregarán unos a otros; y unos a otros se aborrecerán.


Mas oyendo de ello Herodes, decía: ¡Es Juan, a quien yo degollé: él ha resucitado!


Y enviando inmediatamente uno de su guardia, mandó traer la cabeza de Juan. Y éste fué, y le cortó la cabeza en la cárcel;


Le preguntaron entonces, diciendo: ¿Por qué dicen los escribas que Elías debe venir primero?


E irá delante de su faz, en el espíritu y poder de Elías, para hacer volver el corazón de los padres hacia los hijos, de los desobedientes también a la cordura de los justos; aparejando así un pueblo preparado para el Señor.


y serás bienaventurado, porque ellos no tienen con que recompensarte: pues serás recompensado en la resurrección de los justos.


para que comáis y bebáis a mi mesa, en mi reino, y os sentéis sobre tronos, juzgando las doce tribus de Israel.


Todavía un poco, y el mundo no me verá más; vosotros empero me veréis: por cuanto yo vivo, vosotros también viviréis.


Pues si el desechamiento de ellos es la reconciliación del mundo, ¿qué será el recibimiento de ellos, sino vida de entre los muertos?


y si hijos, luego herederos; herederos de Dios, y coherederos con Cristo, si es así que sufrimos con él, para que también seamos glorificados con él.


si sufrimos, también reinaremos con él: si le negáremos a él, él también nos negará a nosotros;


el cual ha testificado de la palabra de Dios y del testimonio de Jesucristo, es decir, de todo cuanto vió.


¶Yo Juan, vuestro hermano, y participante con vosotros en la tribulación, y en el reino y la paciencia de Jesucristo, estaba en la isla llamada Patmos, a causa de la palabra de Dios y del testimonio de Jesús.


Y después de los tres días y medio, el espíritu de vida, venido de Dios, entró en ellos, y se levantaron sobre sus pies: y cayó gran temor sobre los que lo vieron.


¶Y el séptimo ángel tocó la trompeta: y hubo grandes voces en el cielo, que decían: ¡El reino del mundo ha venido a ser el reino dé nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará para siempre jamás!


Y daré autoridad a mis dos testigos, los cuales profetizarán mil doscientos sesenta días, vestidos de sacos.


¶V cuando hayan acabado de dar su testimonio, la bestia que sube del abismo hará guerra contra ellos, y prevalecerá contra ellos, y los matará.


Y ellos le vencieron por medio de la sangre del Cordero, y por medio de la palabra de su testimonio, y no amaron sus vidas, exponiéndolas hasta la muerte.


y el humo de su tormento asciende para siempre jamás; y no tienen descanso día ni noche los que adoran a la bestia y a su imagen, y cualquiera que recibe la marca de su nombre!


¶Y ví como si fuese un mar de vidrio revuelto con fuego; y los que habían salido victoriosos de la prueba  de la bestia, y de su imagen, y del número de su nombre, estaban sobre aquel mar de vidrio, teniendo arpas de Dios.


La bestia que viste, ha sido y no es, y está para salir del abismo, e irse a la perdición: Y los que habitan sobre la tierra, cuyos nombres no están escritos en el libro de la vida desde la fundación del mundo, se maravillarán al ver la bestia, como ha sido, y no es, y ha de ser.


Y al que venciere y guardare mis obras hasta el fin, le daré autoridad sobre las naciones;


¡Dichoso y santo es el que tiene parte en la resurrección primera! sobre los tales la segunda muerte no tiene poder; sino que serán sacerdotes de Dios y del Cristo, y reinarán con éste mil años.


Y no habrá ya más noche; y no necesitan luz de lámpara, ni luz del sol;  porque el Señor Dios los alumbrará:  y reinarán por los siglos de los siglos.


Al que venciere, le concederé sentarse conmigo en mi trono, así como yo también vencí, y me senté con mi Padre en su trono.


Y en torno del trono había veinticuatro tronos, y sobre los tronos ví sentados veinticuatro ancianos, revestidos de ropas blancas; y sobre sus cabezas había coronas de oro.


¶Y cuando abrió el quinto sello, ví debajo del altar las almas de los que habían sido muertos a causa de la palabra de Dios, y a causa del testimonio que mantenían:


diciendo: No dañéis la tierra, ni el mar, ni los árboles, hasta tanto que hayamos sellado a los siervos de nuestro Dios en sus frentes.


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