Oseas 5:4 - Biblia Traducción en Lenguaje Actual4 porque adoran a otros dioses! No me reconocen como su Dios, ni se arrepienten de su maldad. Δείτε το κεφάλαιοΠερισσότερες εκδόσειςBiblia Reina Valera 19604 No piensan en convertirse a su Dios, porque espíritu de fornicación está en medio de ellos, y no conocen a Jehová. Δείτε το κεφάλαιοBiblia Nueva Traducción Viviente4 Tus acciones no te permiten volver a tu Dios. Eres prostituta hasta la médula y no conoces al Señor. Δείτε το κεφάλαιοBiblia Católica (Latinoamericana)4 Sus faltas les impiden volver a su Dios, un espíritu de prostitución se ha hecho dueño de ellos y ya no conocen a Yavé. Δείτε το κεφάλαιοLa Biblia Textual 3a Edicion4 Sus obras no los dejan volver a su Dios, Porque un espíritu de fornicación está en medio de ellos, Y desconocen° a YHVH. Δείτε το κεφάλαιοBiblia Serafín de Ausejo 19754 No les permiten sus obras convertirse a su Dios, pues hay dentro de ellos espíritu de prostitución y no conocen a Yahveh. Δείτε το κεφάλαιοBiblia Reina Valera Gómez (2023)4 No pondrán sus pensamientos en volverse a su Dios, porque espíritu de prostitución hay en medio de ellos, y no conocen a Jehová. Δείτε το κεφάλαιο |
¡Escuchen, israelitas, el mensaje de su Dios! Él les dice: «Yo tengo un pleito contra ustedes, los israelitas. Ustedes no son sinceros, ni aman a su prójimo. Todo el mundo mata y roba, miente y jura en falso, y no es fiel en su matrimonio. Por todos lados hay violencia. ¡Nadie me reconoce como su Dios!
Los hijos de Elí eran muy malos y no respetaban ni obedecían a Dios. Hacían cosas terribles con las ofrendas que la gente llevaba al santuario. Por ejemplo, la Ley de Dios decía que, al presentar las ofrendas, primero se debía quemar la grasa del animal y luego darle al sacerdote una porción de la carne. Sin embargo, cuando la gente apenas iba a quemar la grasa, venía un sirviente de los hijos de Elí y le decía al que presentaba la ofrenda: «Dame la carne que le toca al sacerdote, para que yo se la prepare. Debo llevarla cruda porque el sacerdote no la quiere ya cocida». A veces alguien contestaba: «Déjame quemar primero la grasa, y luego te llevarás lo que gustes». Pero el sirviente le respondía: «Si no me la das ahora, me la llevaré por la fuerza». Muchas veces el sirviente llegaba con un tenedor, lo metía en la olla donde se estaba cocinando la carne, y todo lo que sacaba era para los hijos de Elí.