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Génesis 50:10 - Biblia Traducción en Lenguaje Actual

10 Al llegar al campo de Atad, que está cerca del río Jordán, José guardó siete días de luto por su padre, y todo el grupo lamentó amargamente su muerte.

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Περισσότερες εκδόσεις

Biblia Reina Valera 1960

10 Y llegaron hasta la era de Atad, que está al otro lado del Jordán, y endecharon allí con grande y muy triste lamentación; y José hizo a su padre duelo por siete días.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

10 Cuando llegaron al campo de trillar de Atad, cerca del río Jordán, llevaron a cabo un gran servicio conmemorativo muy solemne, con un período de siete días de luto por el padre de José.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

10 Al llegar a Gorén-Atad, que está al otro lado del Jordán, celebraron unos funerales muy grandes y solemnes; estos funerales que José celebró por su padre duraron siete días.

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La Biblia Textual 3a Edicion

10 Cuando llegaron a Goren-Atad,° que está al otro lado del Jordán, prorrumpieron en una muy grande y solemne lamentación, y él hizo duelo por su padre siete días.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 Llegados a la era de Atad, que está a la otra parte del Jordán, hicieron allí un llanto muy grande y solemne. José hizo duelo por su padre siete días.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

10 Y llegaron hasta la era de Atad, que está al otro lado del Jordán, y endecharon allí con grande y muy triste lamentación; y José hizo duelo a su padre por siete días.

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Génesis 50:10
16 Σταυροειδείς Αναφορές  

Esaú odiaba a Jacob por haberle quitado la bendición de su padre, y tenía planes de matarlo tan pronto como su padre muriera.


Cuando los cananeos que vivían allí vieron llorar a los egipcios, dijeron: «Parece que a los egipcios se les murió alguien muy importante». Por eso al campo de Atad le pusieron el nombre de «Campo de las lágrimas egipcias».


y en los preparativos tardaron cuarenta días, pues eso es lo que se lleva embalsamar un cuerpo. Los egipcios, por su parte, lloraron la muerte de Jacob durante setenta días.


Pasados los días de duelo, José les dijo a los miembros de la corte del rey de Egipto: —Si puedo pedirles un favor, yo les agradecería que le hablaran al rey por mí. Díganle


David entonó un canto para expresar su tristeza por la muerte de Saúl y Jonatán,


Cuando la mujer de Urías supo que su esposo había muerto, se puso muy triste.


Entonces un grupo de valientes fue y quitó de la muralla los cadáveres de Saúl y de sus hijos. Se los llevaron a Jabés, y allí tomaron sus huesos y los enterraron bajo un árbol. Después ayunaron por siete días en señal de luto.


Durante siete días y siete noches estuvieron sentados en el suelo, haciéndole compañía. Era tan grande el sufrimiento de Job que ninguno de ellos se atrevía a decirle nada.


Cuando llegue ese día, te darán miedo las alturas y los peligros del camino. Tu almendro echará flores blancas, el saltamontes y la alcaparra te resultarán una carga, y no te servirán de nada. Cuando llegue ese día, irás camino al lugar de donde ya no volverás, y en la calle te rodearán los que lamenten tu muerte.


»Cuando alguien muera dentro de su tienda de campaña, se deberá hacer lo siguiente: Durante siete días, no podrán presentarse ante Dios las siguientes personas: »Las que hayan tocado el cadáver. »Las que hayan estado dentro de la tienda, en el momento en que esa persona moría. »Las que hayan entrado en esa tienda. »Además, todas las ollas destapadas o mal tapadas en esa tienda quedarán contaminadas. »Tampoco podrán presentarse ante Dios las siguientes personas: »Las que toquen una tumba. »Las que toquen huesos de muerto. »Las que toquen algún cadáver en el campo, ya sea que a esa persona la hayan matado o se haya muerto allí. »Para poder presentarse ante Dios, todas estas personas tendrán que lavarse el tercer día y el séptimo, con el agua que tiene las cenizas de la vaca. Si no se lavan en esos dos días, no podrán presentarse ante Dios. »Además, alguien que no haya tocado a ningún muerto tomará las cenizas de la vaca de pelo rojizo y las mezclará con agua de manantial. Tomará luego unas ramas de hisopo, las mojará en el agua con ceniza, y rociará la tienda, las vasijas, y a quienes hayan tocado algún cadáver, o huesos, o tumba. »Pasados los siete días, todas estas personas deberán lavarse la ropa y bañarse, y esa noche podrán ya presentarse ante Dios. »Si alguien toca algún cadáver y no es rociado con el agua que tiene las cenizas de la vaca de pelo rojizo, no podrá presentarse ante Dios. Tampoco podrá vivir entre los israelitas, porque contaminaría el santuario de Dios. »Si alguien se acerca al santuario de Dios sin haberse lavado, contaminará el santuario y ya no podrá ser parte del pueblo de Israel. »Si alguien toca a otra persona que haya tenido contacto con algún cadáver, no podrá presentarse ante Dios hasta el anochecer. »Todo lo que toque quien haya tenido contacto con un cadáver, también quedará contaminado hasta el anochecer. »La persona que rocíe el agua con las cenizas, o que toque esta agua, también deberá lavarse la ropa, y no podrá presentarse ante Dios hasta el anochecer. »Esta será una ley permanente».


Cuando el pueblo se enteró de que Aarón había muerto, lloró por él durante treinta días.


Moisés habló con los israelitas cuando ellos se encontraban en Cadés-barnea, pueblo moabita que estaba en el desierto de Arabá, frente a Suf. Cerca de allí estaban los pueblos de Parán, Tófel, Labán, Haserot y Dizahab. Para llegar a Cadés-barnea había que caminar once días desde el monte Horeb, siguiendo el camino del monte Seír. Moisés les habló cuarenta años después de que salieron de Egipto. Era el día primero del mes de Sebat de ese año, cuando Moisés comunicó a los israelitas todas las leyes que Dios le había ordenado darles. En el camino, Moisés había derrotado a varios reyes. En Hesbón derrotó a Sihón, rey de los amorreos, y en Astarot, que está en la región de Edrei, derrotó a Og, rey de Basán. Moisés dirigió a los israelitas estas palabras mientras estaban al este del río Jordán:


Los israelitas se quedaron treinta días en el desierto de Moab, para guardar luto por la muerte de Moisés. Esa era la costumbre en aquella época.


Después de levantar sus huesos y enterrarlos bajo un árbol, ayunaron siete días en señal de luto.


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