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2 Reyes 7:17 - Biblia Traducción en Lenguaje Actual

17 El rey le había encargado a su ayudante personal que cuidara la entrada de la ciudad. Pero la gente lo atropelló, y este murió. Así se cumplió lo que había dicho el profeta Eliseo cuando el rey fue a verlo.

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Biblia Reina Valera 1960

17 Y el rey puso a la puerta a aquel príncipe sobre cuyo brazo él se apoyaba; y lo atropelló el pueblo a la entrada, y murió, conforme a lo que había dicho el varón de Dios, cuando el rey descendió a él.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

17 El rey asignó al funcionario que lo atendía para que controlara a las multitudes en la puerta, pero cuando salieron corriendo, lo atropellaron y lo pisotearon y así el hombre murió. Así que todo sucedió exactamente como el hombre de Dios lo había predicho cuando el rey fue a verlo a su casa.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

17 El rey había asignado a la puerta de la ciudad al oficial en cuyo brazo se apoyaba, para que la vigilara, pero fue pisoteado ahí mismo por la muchedumbre, y murió tal como lo había anunciado el hombre de Dios cuando había bajado el rey a su casa.

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La Biblia Textual 3a Edicion

17 Y el rey había puesto junto a la puerta al capitán en cuya mano se apoyaba, y el pueblo lo pisoteó° en la puerta, y murió, tal como había dicho el varón de Dios, que había hablado cuando el rey bajó a él.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

17 El rey había encargado la vigilancia de la puerta a aquel oficial sobre cuyo brazo solía apoyarse; el pueblo lo atropelló junto a la puerta y murió, como había predicho el varón de Dios cuando el rey bajó hacia él.

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2 Reyes 7:17
8 Σταυροειδείς Αναφορές  

Solo espero que Dios me perdone, cuando mi rey vaya a adorar al templo de Rimón, y yo tenga que acompañarlo. El rey se apoyará sobre mi brazo y tendré que arrodillarme en ese templo, ¡que Dios me perdone!


Eliseo estaba sentado en su casa junto con los líderes del país. Mientras tanto, el rey envió a uno de sus hombres. Antes de que llegara, Eliseo le dijo a los líderes: «El rey es un asesino, y ha mandado a un hombre para que me corte la cabeza. Estén atentos, y cuando ese hombre llegue, cierren la puerta y sosténgala contra él, porque detrás de él viene el rey».


El hombre del rey le dijo: —¡Esto no sucederá ni aunque Dios abra las ventanas de los cielos! El profeta le contestó: —Tú lo vas a ver con tus propios ojos, pero de eso no comerás nada.


Jehú les dijo: —¡Échenla abajo! Entonces ellos la arrojaron por la ventana. Su sangre salpicó la pared y a los caballos, los cuales pisotearon su cuerpo.


Isaías continuó diciendo: «Dios protegerá a Jerusalén, pero Moab será pisoteado como se pisotea la basura.


»Babilonia, enemiga nuestra, tú preguntabas por nuestro Dios; ¡pues vas a quedar en vergüenza cuando veas lo que hará por nosotros! ¡Ya nos alegraremos al verte pisoteada como el barro de las calles!


¡Imagínense entonces el terrible castigo que recibirán los que desprecian al Hijo de Dios, y los que dicen que su muerte no sirve para nada! Los que hacen eso insultan al Espíritu de Dios, que los ama, y menosprecian la muerte de Cristo, es decir, el nuevo pacto por medio del cual Dios les perdona sus pecados.


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