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2 Reyes 3:20 - Biblia Traducción en Lenguaje Actual

20 A la mañana siguiente, muy temprano, comenzó a correr agua desde la región de Edom, y llenó todo el lugar.

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Περισσότερες εκδόσεις

Biblia Reina Valera 1960

20 Aconteció, pues, que por la mañana, cuando se ofrece el sacrificio, he aquí vinieron aguas por el camino de Edom, y la tierra se llenó de aguas.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

20 Al día siguiente, como a la hora que se ofrecía el sacrificio matutino, ¡de repente apareció agua! Fluía desde Edom, y pronto hubo agua por todos lados.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

20 Por la mañana, a la hora en que se presenta el Sacrificio, llegó el agua por el camino de Edom y la tierra se llenó de agua.

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La Biblia Textual 3a Edicion

20 Y sucedió por la mañana, al tiempo de ofrecerse el sacrificio matutino, he aquí vinieron aguas por el camino de Edom, y la región se llenó de agua.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

20 Y por la mañana, al tiempo de presentar la ofrenda, empezaron a bajar las aguas por la parte de Edom y la tierra se inundó de agua.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

20 Y aconteció que por la mañana, cuando se ofrece el sacrificio, he aquí vinieron aguas por el camino de Idumea, y la tierra fue llena de aguas.

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2 Reyes 3:20
8 Σταυροειδείς Αναφορές  

Cuando llegó el momento de quemar el toro, el profeta Elías se acercó y le pidió a Dios: «¡Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob! Haz que hoy todos sepan que tú eres el Dios de Israel y que yo soy tu servidor, y que he hecho todo esto porque tú me lo has pedido.


Mientras tanto, cuando los moabitas se enteraron de que los tres reyes iban a luchar contra ellos, llamaron a todos los que estaban en capacidad de luchar, desde los más jóvenes hasta los más viejos, y se ubicaron en los límites de su país.


en cambio, al desierto lo convirtió en tierra fértil, rodeada de lagunas y manantiales.


Es verdad que golpeó una piedra y que hizo que brotaran grandes torrentes de agua, ¡pero no podrá alimentarnos! ¡No va a poder darnos carne!»


llegó volando el ángel Gabriel, que ya se me había aparecido en sueños. Ya casi era la hora de presentar a Dios las ofrendas de la tarde.


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