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2 Reyes 2:7 - Biblia Traducción en Lenguaje Actual

7 y se detuvieron a la orilla del río Jordán. Cincuenta profetas los habían seguido, pero permanecieron a cierta distancia de ellos.

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Περισσότερες εκδόσεις

Biblia Reina Valera 1960

7 Y vinieron cincuenta varones de los hijos de los profetas, y se pararon delante a lo lejos; y ellos dos se pararon junto al Jordán.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

7 Cincuenta hombres del grupo de profetas también fueron y observaron de lejos cuando Elías y Eliseo se detuvieron junto al río Jordán.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

7 Los seguían unos cincuenta profetas, que se quedaron a cierta distancia mientras ambos se detenían a orillas del Jordán.

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La Biblia Textual 3a Edicion

7 Y fueron cincuenta hombres de los hijos de los profetas, y se detuvieron frente a ellos, a lo lejos; y los dos se detuvieron junto al Jordán.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

7 Les seguían cincuenta hombres de entre los hijos de los profetas, que se pararon a cierta distancia frente a ellos, cuando ellos dos se detuvieron junto al Jordán.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

7 Y vinieron cincuenta varones de los hijos de los profetas, y se pararon enfrente a lo lejos; y ellos dos se pararon junto al Jordán.

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2 Reyes 2:7
12 Σταυροειδείς Αναφορές  

¿Acaso no le han contado lo que hice cuando Jezabel mató a los profetas de Dios? Yo escondí a cien profetas. A cincuenta los puse en una cueva, y a los otros cincuenta los puse en otra. Después los alimenté con pan y agua.


Cuando Jezabel comenzó a matar a los profetas de Dios, Abdías tomó a cien de ellos, los dividió en dos grupos de cincuenta, los escondió en dos cuevas y allí los alimentó con pan y agua.


Después, un hombre que pertenecía al grupo de los profetas de Dios le dijo a uno de sus compañeros: —Dios ordena que me hieras. Por favor, hazlo. Pero su compañero no quiso herirlo.


Cuando los profetas de la ciudad de Jericó vieron a Eliseo al otro lado del río, dijeron: «Ahora Eliseo es el sucesor de Elías». Entonces fueron a su encuentro, se inclinaron delante de él en señal de respeto,


y le dijeron: —Eliseo, estamos para servirte. En nuestro grupo hay cincuenta valientes que están dispuestos a buscar a tu maestro Elías. Puede ser que el espíritu de Dios lo haya levantado y dejado sobre alguna montaña o en algún valle. Eliseo les contestó: —No envíen a nadie.


Pero tanto le insistieron que acabó diciendo: —De acuerdo, ¡vayan! Entonces los profetas enviaron a cincuenta hombres, y durante tres días estuvieron buscando a Elías, pero no lo encontraron.


Una mujer que había estado casada con un profeta le dijo a Eliseo: —Mi marido estuvo siempre al servicio de Dios y de usted, pero ahora está muerto. Él había pedido dinero prestado, y ahora el hombre que se lo prestó se quiere llevar como esclavos a mis dos hijos.


Guehazí contestó: —Sí, todo está bien. Eliseo me envió a decirle que dos profetas jóvenes acaban de llegar de las montañas de Efraín. Él le ruega que les dé tres mil monedas de plata y dos vestidos completos.


Un día, los profetas le dijeron a Eliseo: —Mira, el lugar donde vivimos contigo es demasiado pequeño para nosotros.


Un día, el profeta Eliseo llamó a uno de sus discípulos y le dijo: «Prepárate para ir a Ramot de Galaad. Toma este frasco de aceite,


Yo le respondí: —Pues fíjate que no soy ningún profeta, ni tampoco mi padre lo fue. Me gano la vida cuidando ganado y cosechando higos silvestres.


»De allí te irás a Guibeá de Dios, donde los filisteos tienen un cuartel. Al entrar al pueblo, te encontrarás a una banda de músicos con guitarras, panderos, flautas y arpas. Detrás de esa banda verás a un grupo de profetas que bajan del santuario y que van dando mensajes de parte de Dios.


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