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2 Reyes 2:21 - Biblia Traducción en Lenguaje Actual

21 Eliseo fue al manantial de la ciudad, arrojó allí la sal y dijo: «Dios dice que ha purificado esta agua, y que nunca más causará la muerte de sus habitantes ni va a impedir que la tierra dé frutos».

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Biblia Reina Valera 1960

21 Y saliendo él a los manantiales de las aguas, echó dentro la sal, y dijo: Así ha dicho Jehová: Yo sané estas aguas, y no habrá más en ellas muerte ni enfermedad.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

21 y Eliseo fue hasta el manantial que suministraba el agua a la ciudad, le echó la sal y dijo: «Esto dice el Señor: “Yo he purificado el agua, ya no causará muerte ni esterilidad”».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

21 Se dirigió a la fuente y echó la sal en el agua, luego dijo: 'Esto dice Yavé: He sanado esta agua, de ella ya no saldrá más ni muerte ni esterilidad'.

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La Biblia Textual 3a Edicion

21 Y salió al manantial, y echando allí la sal, dijo: Así dice YHVH: Yo he saneado estas aguas, no habrá por ellas más muerte ni esterilidad.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

21 Se dirigió él luego hacia el manantial de las aguas y arrojó en él la sal, al tiempo que decía: 'Así habla Yahveh: voy a sanear estas aguas, para que nunca más salga de ellas muerte ni esterilidad'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

21 Y saliendo él a los manantiales de las aguas, echó dentro la sal, y dijo: Así dice Jehová: Yo sané estas aguas, y no habrá más en ellas muerte ni esterilidad.

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2 Reyes 2:21
14 Σταυροειδείς Αναφορές  

Eliseo les dijo: —Tráiganme un recipiente nuevo, y pónganle sal adentro. En cuanto se lo llevaron,


Desde ese momento, el agua quedó pura, tal y como había dicho Eliseo.


pero Eliseo dijo: «¡Traigan harina!» Ellos se la llevaron, y Eliseo la echó en la olla, y ordenó: «Sírvanles de comer». Esta vez todos comieron y no les hizo daño.


Eliseo preguntó: —¿Dónde cayó? Cuando le mostró el lugar donde había caído el hacha, Eliseo cortó un palo y lo arrojó allí, haciendo que el hacha flotara,


»En cambio, deben poner sal en todas las ofrendas que me presenten, porque la sal es símbolo del pacto que han hecho conmigo.


»Dios los bendecirá a ustedes cuando, por causa mía, la gente los maltrate y diga mentiras contra ustedes. ¡Alégrense! ¡Pónganse contentos! Porque van a recibir un gran premio en el cielo. Así maltrataron también a los profetas que vivieron antes que ustedes.


La sal es buena. Pero si deja de estar salada, ¿cómo podrán ustedes devolverle su sabor? Por eso, sean buenos como la sal: hagan el bien y vivan en paz con todos.


Enseguida Jesús escupió en el suelo, hizo un poco de lodo con la saliva, y se lo puso al joven en los ojos.


Él secará sus lágrimas, y no morirán jamás. Tampoco volverán a llorar, ni a lamentarse, ni sentirán ningún dolor, porque lo que antes existía ha dejado de existir.»


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