2 Corintios 10:4 - Biblia Traducción en Lenguaje Actual4 ni luchamos con las armas de este mundo. Al contrario, usamos el poder de Dios para destruir las fuerzas del mal, las acusaciones Δείτε το κεφάλαιοΠερισσότερες εκδόσειςBiblia Reina Valera 19604 porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, Δείτε το κεφάλαιοBiblia Nueva Traducción Viviente4 Usamos las armas poderosas de Dios, no las del mundo, para derribar las fortalezas del razonamiento humano y para destruir argumentos falsos. Δείτε το κεφάλαιοBiblia Católica (Latinoamericana)4 Nuestras armas no son las humanas, pero tienen la fuerza de Dios para destruir fortalezas: todos esos argumentos Δείτε το κεφάλαιοLa Biblia Textual 3a Edicion4 Porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para destrucción de fortalezas; Δείτε το κεφάλαιοBiblia Serafín de Ausejo 19754 Las armas de mi combate no son carnales, sino que tienen poder divino para derribar fortalezas: derribamos sofismas Δείτε το κεφάλαιοBiblia Reina Valera Gómez (2023)4 porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas; Δείτε το κεφάλαιο |
Estoy cansado de sus mentiras. ¡Y todavía se atreven a decir que hablan de mi parte! Estoy en contra de esos profetas que dicen haber recibido mensajes de mi parte, pero yo no les he comunicado nada. Esa clase de mentiras no le hace ningún bien a mi pueblo; al contrario, lo conducen al error. ”Mi palabra es tan poderosa como el fuego, y tan dura como un martillo; ¡hasta puede hacer pedazos una roca! Les aseguro que así es.
¡Ya casi llega el momento! Así que dejemos de pecar, porque pecar es como vivir en la oscuridad. Hagamos el bien, que es como vivir en la luz. Controlemos nuestros deseos de hacer lo malo, y comportémonos correctamente, como si todo el tiempo anduviéramos a plena luz del día. No vayamos a fiestas donde haya desórdenes, ni nos emborrachemos, ni seamos vulgares, ni tengamos ninguna clase de vicios. No busquemos pelea ni seamos celosos. Más bien, dejemos que Jesucristo nos proteja.
Pero nosotros no vivimos en la oscuridad, sino en la luz. Por eso debemos mantenernos alerta, y confiar en Dios y amar a toda persona. ¡Nuestra confianza y nuestro amor nos pueden proteger del pecado como una armadura! Y si no dudamos nunca de nuestra salvación, esa seguridad nos protegerá como un casco.