Y murió Sara en Kiryat-arba (que es Hebrón), en la tierra de Canaán; y vino Abraham a hacer el duelo de Sara y a llorarla.
Lucas 8:52 - Biblia Version Moderna (1929) Entretanto todos lloraban, y la plañían. Mas él dijo: No lloréis; porque no ha muerto, sino que duerme. Περισσότερες εκδόσειςBiblia Reina Valera 1960 Y lloraban todos y hacían lamentación por ella. Pero él dijo: No lloréis; no está muerta, sino que duerme. Biblia Nueva Traducción Viviente La casa estaba llena de personas que lloraban y se lamentaban, pero Jesús dijo: «¡Dejen de llorar! No está muerta; solo duerme». Biblia Católica (Latinoamericana) Los demás se lamentaban y lloraban en voz alta, pero Jesús les dijo: 'No lloren; la niña no está muerta, sino dormida. La Biblia Textual 3a Edicion Y todos lloraban y lamentaban por ella. Pero Él dijo: No lloréis, porque no ha muerto,° sino duerme. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Todos lloraban y se lamentaban por ella. Pero él dijo: 'No lloréis más; no ha muerto, sino que está durmiendo'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y lloraban todos, y hacían duelo por ella. Y Él dijo: No lloréis; no está muerta, sino duerme. |
Y murió Sara en Kiryat-arba (que es Hebrón), en la tierra de Canaán; y vino Abraham a hacer el duelo de Sara y a llorarla.
Entonces el rey fué profundamente conmovido, y se subió a la cámara que estaba sobre la puerta, y allí lloraba; y decía así en tanto que se iba: ¡Hijo mío, Absalom! ¡hijo mío, hijo mío, Absalom ¡quién me diera que hubiera yo muerto en lugar de ti, oh Absalom, hijo mío, hijo mío!
Y era la apariencia de la gloria de Jehová como un fuego devorador sobre la cumbre del monte, a los ojos de los hijos de Israel.
Derramaré también sobre la casa de David, y sobre los habitantes de Jerusalem, espíritu de gracia y de suplicación; y mirarán a mí, a quien traspasaron; y se lamentarán a causa del que hirieron, como quien se lamenta a causa de un hijo único, y estarán en amargura por él, como uno que está en angustia por su primogénito.
y dicen: Os tañimos flauta, y no bailasteis; os cantamos lamentos fúnebres, y no plañisteis.
Y le seguía una inmensa muchedumbre del pueblo, y de mujeres que le plañían y lamentaban.
Y todas las multitudes que se habían juntado para presenciar este espectáculo, cuando vieron las cosas que habían acontecido, se volvieron, dándose golpes de pecho.
Entrando entonces en la casa, no permitió entrar consigo a nadie sino a Pedro, y a Juan, y a Santiago, y al padre y a la madre de la niña.
Empero Jesús, al oír esto, dijo: Esta enfermedad no es para muerte, sino para gloria de Dios, para que sea glorificado el Hijo de Dios por medio de ella.