E instóles mucho, de manera que tomaron con él, y entraron en su casa. Y él les hizo banquete, y coció panes ázimos; y comieron.
Lucas 24:29 - Biblia Version Moderna (1929) Mas ellos a fuerza de ruegos le obligaban, diciendo: Quédate con nosotros; porque ya es la hora de la tarde, y el día se va acabando. Entró, pues, para quedarse con ellos. Περισσότερες εκδόσειςBiblia Reina Valera 1960 Mas ellos le obligaron a quedarse, diciendo: Quédate con nosotros, porque se hace tarde, y el día ya ha declinado. Entró, pues, a quedarse con ellos. Biblia Nueva Traducción Viviente pero ellos le suplicaron: «Quédate con nosotros esta noche, ya que se está haciendo tarde». Entonces los acompañó a la casa. Biblia Católica (Latinoamericana) pero ellos le insistieron diciendo: 'Quédate con nosotros, ya está cayendo la tarde y se termina el día. Entró, pues, para quedarse con ellos. La Biblia Textual 3a Edicion Pero ellos lo constriñeron, diciendo: Quédate con nosotros, pues está anocheciendo° y el día ya ha declinado. Entró pues a quedarse con ellos. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Pero insistieron en que se quedara con ellos, diciendo: 'Quédate con nosotros; que es tarde y el día se acaba'. Entró, pues, para quedarse con ellos. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Pero ellos le constriñeron, diciendo: Quédate con nosotros, porque se hace tarde, y el día ya ha declinado. Entró, pues, a quedarse con ellos. |
E instóles mucho, de manera que tomaron con él, y entraron en su casa. Y él les hizo banquete, y coció panes ázimos; y comieron.
¶Y aconteció que un día pasó Eliseo hasta Sunem, donde había una mujer principal; y ella le hizo instancias para que comiese pan. Y sucedió después, siempre que pasaba, que se desviaba hacia allá para comer pan.
Y dijo el señor al siervo: Sal a los caminos, y a los vallados, y a cuantos hallares fuérzalos a entrar, para que se llene mi casa.
Y se acercaron a la aldea adonde iban, y él hacía como que iba más lejos.
Y aconteció que, estando él sentado a comer con ellos, tomó el pan, y lo bendijo; y partiéndolo, se lo dió.
Y cierta mujer llamada Lidia, traficante en púrpura, de la ciudad de Tiatira, mujer religiosa, estaba escuchando: cuyo corazón abrió el Señor, para que atendiese a las cosas dichas por Pablo.