Entiendo más que todos mis maestros; porque tus testimonios han sido mi meditación.
Lucas 2:47 - Biblia Version Moderna (1929) Y todos los que le oían, quedaban asombrados de su inteligencia y de sus respuestas. Περισσότερες εκδόσειςBiblia Reina Valera 1960 Y todos los que le oían, se maravillaban de su inteligencia y de sus respuestas. Biblia Nueva Traducción Viviente Todos los que lo oían quedaban asombrados de su entendimiento y de sus respuestas. Biblia Católica (Latinoamericana) Todos los que le oían quedaban asombrados de su inteligencia y de sus respuestas. La Biblia Textual 3a Edicion Y cuantos lo oían quedaban asombrados de su inteligencia y de sus respuestas. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Todos los que lo oían se quedaban asombrados de su talento y de sus respuestas. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y todos los que le oían, se admiraban de su inteligencia, y de sus respuestas. |
Entiendo más que todos mis maestros; porque tus testimonios han sido mi meditación.
y viniendo a su misma tierra, les enseñaba en la sinagoga de ellos, de tal manera que quedaron asombrados, y decían: ¿De dónde tiene éste esta sabiduría y estos poderes milagrosos?
¶Y sucedió que cuando Jesús hubo acabado de decir estas palabras, las multitudes quedaron asombradas de su enseñanza;
Y se asombraron de su enseñanza; porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no a la manera de los escribas.
Y oyeron esto los jefes de los sacerdotes y los escribas, y buscaban cómo destruirle: porque le temían, por cuanto el pueblo estaba atónito de su enseñanza.
Y venido el sábado, comenzó a enseñar en la sinagoga; y muchos al oírle quedaron atónitos, diciendo: ¿De dónde tiene éste estas cosas? ¿y qué sabiduría es ésta que le ha sido dada? ¿y qué quieren decir tan grandes milagros hechos por sus manos?
Y cuantos lo oyeron se maravillaban de lo que les fué dicho por los pastores.
Y sucedió que tres días después le hallaron en el Templo, sentado en medio de los doctores, oyéndoles y preguntándoles.
Y todos le daban testimonio; y se maravillaban de las palabras de gracia que salían de su boca, y decían: ¿No es éste el hijo de José?
Y quedaban atónitos de su enseñanza; porque su palabra era con autoridad.
Y maravillábanse los judíos, diciendo: ¿Cómo sabe éste letras, sin habérsele nunca enseñado?
Los alguaciles respondieron: ¡Jamás habló hombre alguno como este hombre habla!