Y se leyó en el Libro de la Ley de Dios de día en día, desde el día primero hasta el día postrero. Y así celebraron la fiesta por siete días; y al octavo día fué la asamblea más solemne, conforme al reglamento.
Juan 7:37 - Biblia Version Moderna (1929) ¶Y en el último día, el gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie, y clamó, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. Περισσότερες εκδόσειςBiblia Reina Valera 1960 En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. Biblia Nueva Traducción Viviente El último día del festival, el más importante, Jesús se puso de pie y gritó a la multitud: «¡Todo el que tenga sed puede venir a mí! Biblia Católica (Latinoamericana) El último día de la fiesta, que era el más solemne, Jesús, puesto en pie, exclamó con voz potente: 'El que tenga sed, que venga a mí. La Biblia Textual 3a Edicion En el último día, el más grande de la fiesta,° Jesús se puso en pie, y alzando la voz, dijo: ¡Si alguno tiene sed, venga a mí y beba! Biblia Serafín de Ausejo 1975 El último día de la fiesta, que era el más solemne, Jesús, puesto de pie, exclamó con voz fuerte: 'Quien tenga sed venga a mí y beba. Biblia Reina Valera Gómez (2023) En el último día, el gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó su voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. |
Y se leyó en el Libro de la Ley de Dios de día en día, desde el día primero hasta el día postrero. Y así celebraron la fiesta por siete días; y al octavo día fué la asamblea más solemne, conforme al reglamento.
Extiendo mis manos hacia ti; ¡mi alma, como la tierra sedienta, clama a ti! (Pausa.)
Sedienta está mi alma de Dios, del Dios vivo; ¿cuándo vendré, y me presentaré delante de Dios?
¡OH Dios, Dios mío eres tú! ¡de madrugada te buscaré! ¡mi alma tiene sed de ti; mi carne suspira por ti, en tierra seca y sedienta, donde no hay aguas;
La sabiduría, por las afueras de la ciudad, clama a voz en cuello; por las plazas vocea;
a un lado de las puertas, a la entrada de la ciudad, en la desembocadura de las calles, levanta ella la voz.
Ha enviado también sus criadas con invitaciones; clama sobre las cimas de las eminencias de la ciudad:
¡HE venido a mi jardín, hermana mía, esposa mía; he cogido mi mirra con mi bálsamo; he comido mi panal con mi miel; he bebido mi vino con mi leche! ¡Comed, oh amigos, bebed, sí, bebed con largueza, mis bien amados!
¡Hablad al corazón de Jerusalem, y decidle a voces que se ha cumplido su milicia, que ha sido perdonada su iniquidad! porque ha recibido de la mano de Jehová el doble por todos sus pecados.
Una voz dice: ¡Clama! y otra le contesta: ¿Qué he de clamar? Que toda carne es hierba, y toda su hermosura como la flor del campo:
porque derramaré aguas sobre la tierra sedienta, y corrientes sobre el sequedal: derramaré mi Espíritu sobre tu linaje, y mi bendición sobre tu descendencia;
¡TODOS los sedientos, venid a las aguas! aquel también que no tiene dinero; ¡venid, comprad y comed! ¡sí, venid, comprad, sin dinero y sin precio, vino y leche!
¡Inclinad vuestro oído, y venid a mí! ¡escuchad, y vivirá vuestra alma! y yo haré con vosotros un pacto eterno, las misericordias segurísimas prometidas a David.
¡CLAMA a voz en cuello, no te detengas! ¡eleva tu voz como trompeta! ¡declara a mi pueblo su transgresión, a la casa de Jacob sus pecados!
¡Oh Jehová, fuerza mía y mi fortaleza, mi refugio también en el día de adversidad! a ti vendrán las naciones desde los extremos de la tierra, y te dirán: Ciertamente nuestros padres no heredaron más que mentiras, vanidad y cosas en que no hay provecho.
Anda y clama a oídos de Jerusalem, diciendo: Así dice Jehová: Acuérdome a tu favor, de la ternura de tu juventud, del amor de tus desposorios, cuando me seguiste por el desierto, en una tierra que no se sembraba.
Y sucederá que a dondequiera que vayan los dos ríos, vivirá toda suerte de alma viviente enjambradora; de modo que habrá una inmensa muchedumbre de peces: porque llegan allí aquellas aguas, y las del mar serán sanadas; pues que toda suerte de animal vivirá dondequiera que llegare el río.
Siete días presentaréis ofrendas encendidas a Jehová: y en el día octavo tendréis otra convocación santa a Jehová, y presentaréis ofrendas encendidas a Jehová: la asamblea más solemne es; ningún trabajo servil habréis de hacer.
¶Ciertamente el día quince de este mes séptimo, cuando hubiereis recogido el producto de la tierra, celebraréis a Jehová fiesta que dure siete días. En el primer día habrá descanso solemne, y en el día octavo, otro descanso solemne.
La voz de Jehová clama a la ciudad; y el hombre de sabiduría mirará a tu nombre ¡prestad atención a la vara, y a aquel que la comisionó!
Jehová de los Ejércitos será escudo por encima de ellos; y devorarán a sus contrarios, y hollarán con desprecio las piedras de la honda; beberán también, y harán alboroto, como a causa de vino; y estarán llenos como tazones, y como los ángulos del altar.
¶En el día octavo tendréis la asamblea más solemne; ningún trabajo servil haréis.
¡Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os daré descanso!
Pues éste es aquel de quien habló el profeta Isaías, diciendo: Voz de uno que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor; haced derechas sus sendas.
Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia; porque ellos serán saciados.
Yo soy, dijo él, la voz de uno que clama en el desierto: ¡Enderezad el camino del Señor! según dijo el profeta Isaías.
Jesús le dice: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre sino por mí.
Jesús respondió y le dijo: Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le habrías pedido a él, y él te hubiera dado agua viva.
Dícele la mujer: Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo: ¿de dónde, pues, tienes esa agua viva?
mas el que bebiere del agua que yo le daré, nunca jamás tendrá sed; sino que el agua que yo le daré, será en él una fuente de agua, que brote para vida eterna.
Díjoles Jesús: Yo soy el pan de la vida: el que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí nunca jamás tendrá sed.
Todo cuanto me da el Padre, a mí vendrá; y al que viene a mí, de ninguna manera le desecharé.
Porque mi carne es verdadero alimento, y mi sangre es verdadera bebida.
Jesús entonces clamó en el Templo, mientras enseñaba, diciendo: A mí me conocéis, y sabéis también de donde soy; y yo no he venido de mí mismo: mas el que me envió es verdadero, a quien vosotros no conocéis:
No podéis beber la copa del Señor, y la copa de los demonios. No podéis participar de la mesa del Señor, y de la mesa de los demonios.
y todos bebieron la misma bebida espiritual; porque bebieron de aquella roca espiritual que les iba siguiendo: y aquella roca era Cristo.
Y de la misma manera tomó la copa, después de haber cenado, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre; haced esto, cuantas veces la bebiéreis, en memoria de mí.
Porque por un mismo Espíritu todos nosotros fuimos bautizados, para ser constituídos en un solo cuerpo, ora seamos judíos o griegos, ora seamos siervos o libres; y a todos se nos hizo beber de un mismo Espíritu.
Y no os embriaguéis con vino, en el cual hay disolución, sino antes sed llenos del Espíritu;
Y díjome: ¡Hecho está! Yo soy el Alfa y la Omega, el Principio y el Fin. Al que tuviere sed, le daré a beber de la fuente del agua de la vida, de balde.
Y ME mostró un río de agua de vida, resplandeciente como el cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero, en medio de la plaza de la ciudad.
¶Y el Espíritu y la esposa dicen ¡Ven! y el que oye, diga: ¡Ven! y el que tiene sed, ¡venga! ¡y el que quiera, tome del agua de la vida, de balde!