que cierto día en que él entró en casa para hacer su oficio, no había ninguno de los hombres de la casa allí dentro.
Génesis 39:10 - Biblia Version Moderna (1929) Y sucedió, mientras ella hablaba a José todos los días, y mientras él no le escuchaba para acostarse a su lado, ni para estar con ella, Περισσότερες εκδόσειςBiblia Reina Valera 1960 Hablando ella a José cada día, y no escuchándola él para acostarse al lado de ella, para estar con ella, Biblia Nueva Traducción Viviente Día tras día, ella seguía presionando a José, pero él se negaba a acostarse con ella y la evitaba tanto como podía. Biblia Católica (Latinoamericana) Y aunque ella insistía día tras día, José se negó a acostarse a su lado y estar con ella. La Biblia Textual 3a Edicion Y sucedió que, aunque ella instaba a José día a día, él no la escuchaba para yacer a su lado y cohabitar con ella. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Ella insistía uno y otro día, pero José no accedió acostarse con ella, ni a estar a su lado. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y fue que, hablando ella a José cada día, que él no la escuchó para acostarse al lado de ella, o para estar con ella. |
que cierto día en que él entró en casa para hacer su oficio, no había ninguno de los hombres de la casa allí dentro.
Mas él rehusó, y dijo a la mujer de su señor: He aquí, mi señor no se entiende conmigo acerca de lo que está en casa, y todo lo que tiene lo ha puesto en mi mano.
Ninguno hay en esta casa más grande que yo, y él no me ha reservado cosa alguna, sino a ti sola, por cuanto eres su mujer: ¿cómo pues he de hacer esta gran maldad, y pecar contra Dios?
¡hijo mío, no vayas en el camino con ellos; aparta tu pie de su sendero!
para librarte de la mujer ajena, de la meretriz que lisonjea con sus labios;
Hoyo profundo es la boca de las adúlteras; aquel que es aborrecido de Jehová caerá en él.
porque un hoyo profundo es la ramera, y la extraña es un pozo angosto.
Más aún, ella se pone en acecho, cual salteador de caminos, y aumenta los prevaricadores entre los hombres.
Porque los labios de la extraña destilan miel, y más suave que el aceite es su boca;
a fin de que te guarden de la mujer ajena, de la extraña que habla zalamerías.
Pues se sienta a la entrada de su casa, o sobre un asiento en los lugares altos de la ciudad,
¡Quienquiera que sea simple, vuélvase hacia acá! y a los faltos de inteligencia les dice:
Huíd de la fornicación. Cualquier otro pecado que cometa el hombre, fuera del cuerpo es; mas el que comete fornicación, peca contra su mismo cuerpo.
Deseo pues que las viudas más jóvenes se casen, den a luz hijos, gobiernen la casa, y no den al adversario ninguna ocasión de maledicencia:
¶Mas huye de las pasiones juveniles, y sigue tras la justicia, la fe, el amor, la paz, con los que invocan al Señor con corazón puro.
¶Amados míos, os ruego, como a extranjeros y transeuntes, que os abstengáis de las concupiscencias carnales, las cuales guerrean contra el alma;