Óyenos, señor mío: Gran príncipe eres tú en medio de nosotros; en lo más selecto de nuestras sepulturas entierra tu muerto; ninguno de nosotros te negará su sepultura, para que no entierres tu muerto.
Génesis 32:4 - Biblia Version Moderna (1929) Y mandóles diciendo: De esta manera diréis a mi señor Esaú: Así dice tu siervo Jacob: Con Labán he estado, y he permanecido allí hasta ahora; Περισσότερες εκδόσειςBiblia Reina Valera 1960 Y les mandó diciendo: Así diréis a mi señor Esaú: Así dice tu siervo Jacob: Con Labán he morado, y me he detenido hasta ahora; Biblia Nueva Traducción Viviente Y les dijo: «Den este mensaje a mi señor Esaú: “Humildes saludos de tu siervo Jacob. Hasta el momento, estuve viviendo con el tío Labán, Biblia Católica (Latinoamericana) Jacob mandó a avisar de su llegada a su hermano Esaú, en Seír, en los campos de Edom;' La Biblia Textual 3a Edicion y les ordenó, diciendo: Así diréis a mi señor Esaú: Así dice tu siervo Jacob: He habitado como forastero con Labán deteniéndome hasta ahora. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Envió Jacob por delante mensajeros a Esaú, su hermano, a Seír, en el campo de Edom, Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y les mandó diciendo: Así diréis a mi señor Esaú: Así dice tu siervo Jacob: Con Labán he morado, y he estado allí hasta ahora; |
Óyenos, señor mío: Gran príncipe eres tú en medio de nosotros; en lo más selecto de nuestras sepulturas entierra tu muerto; ninguno de nosotros te negará su sepultura, para que no entierres tu muerto.
Y dijo Esaú a Jacob: Ruégote me dejes comer de este potaje rojo, porque estoy rendido de cansancio. Por esto fué llamado Edom.
¡Sírvante pueblos, y póstrense delante de ti naciones: seas señor de tus hermanos, e inclínense a ti los hijos de tu madre! ¡Los que te maldijeren sean malditos, y benditos los que te bendijeren!
Mas Isaac respondió y dijo a Esaú: He aquí, por señor tuyo le he puesto, y le he dado por siervos a todos sus hermanos: de trigo también y de vino le he surtido; y por ti ¿qué podré hacer ahora, hijo mío?
Así lo he pasado por veinte años en tu casa; te serví catorce años por tus dos hijas, y seis años por tu ganado; y tú has cambiado mi salario diez veces.
entonces le dirás: De tu siervo Jacob; un presente es, enviado a mi señor Esaú; y he aquí que él también viene tras de nosotros.
y tengo bueyes, y asnos, y rebaños, y siervos y siervas; y he enviado a avisar a mi señor, para hallar gracia en sus ojos.
Pase pues mi señor delante de su siervo, y yo guiaré lentamente, al paso que pide la hacienda que llevo delante, y al paso de los niños, hasta que llegue a mi señor en Seir.
Dijo Esaú además: ¿Qué propones con toda esta muchedumbre de ganado que acabo de encontrar? A lo que respondió Jacob: Es para hallar gracia en los ojos de mi señor.
Y estas son las generaciones de Esaú, padre de los Edomitas, en la serranía de Seir.
Si bien hicieres, ¿no serás acepto? mas si no hicieres bien, el pecado yace a la puerta. Y a ti estará sujeta su voluntad, y tú serás su señor.
En efecto, se ciñeron sacos sobre los lomos, y se pusieron sogas al cuello, y presentándose así al rey de Israel, dijeron: Tu siervo Ben-hadad dice: ¡Ruégote me perdones la vida! A lo que respondió: ¿Acaso vive todavía? hermano mío es.
A lo cual respondió Aarón: No se encienda la ira de mi señor. Tú conoces a este pueblo, y sabes que es propenso al mal.
LA respuesta suave aparta el enojo; mas la palabra áspera atiza la ira.
Por medio de la longanimidad el príncipe se deja persuadir; y la lengua blanda rompe el hueso.
¡Haz esto ahora mismo, hijo mío, y líbrate, ya que has caído en el poder de tu prójimo! ¡anda, humíllate, y usa de urgencia con tu prójimo!
Si la ira del príncipe se levantare contra ti, no dejes tu lugar; porque la mansedumbre calma la irritación de grandes ofensas.
Carga de Duma: Alguien me da voces desde Seir: ¡Guarda! ¿qué hay de la noche? ¡Guarda! ¿qué hay de la noche?
Porque todo aquel que se ensalza, será humillado; y el que se humilla, será ensalzado.
Así como Sara obedecía a Abraham, llamándole señor; cuyas hijas sois vosotras, si hacéis bien, y no teméis a causa de ningún terror.
Jehová, cuando tú saliste de Seir, cuando marchaste del campo de Edom, la tierra se estremeció, también los cielos gotearon, también las nubes gotearon aguas.
Y conoció Saúl la voz de David, y dijo: ¿Es ésta tu voz, hijo mío, David? Y respondió David: Mi voz es, señor mío, ¡oh rey!