Porque Jehová había cerrado toda matriz de la casa de Abimelec, por motivo de Sara, mujer de Abraham.
Génesis 20:6 - Biblia Version Moderna (1929) Y díjole Dios en sueños: Sí, yo sé que con sencillez de tu corazón has hecho esto; y también te detuve yo de pecar contra mí; por eso no te permití tocarla. Περισσότερες εκδόσειςBiblia Reina Valera 1960 Y le dijo Dios en sueños: Yo también sé que con integridad de tu corazón has hecho esto; y yo también te detuve de pecar contra mí, y así no te permití que la tocases. Biblia Nueva Traducción Viviente En el sueño, Dios respondió: —Sí, yo sé que tú eres inocente. Por eso no permití que pecaras contra mí ni dejé que la tocaras. Biblia Católica (Latinoamericana) Dios le dijo: 'Yo sé que lo hiciste con corazón sencillo y por eso te he librado de pecar contra mí, y no he permitido que la tocases. La Biblia Textual 3a Edicion Y ’Elohim le dijo en el sueño: También Yo sé que con integridad de tu corazón has hecho esto, y Yo también te retuve de pecar contra mí, por eso no te permití tocarla. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Díjole Dios en el sueño: 'Yo también sé que con sencillez de tu corazón has hecho esto, y he sido también yo el que te ha impedido que pecaras contra mí; por eso no te permití que la tocaras. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y le dijo Dios en sueños: Yo también sé que con integridad de tu corazón has hecho esto; y yo también te detuve de pecar contra mí, y así no te permití que la tocases. |
Porque Jehová había cerrado toda matriz de la casa de Abimelec, por motivo de Sara, mujer de Abraham.
Por lo cual mandó Abimelec a todo su pueblo, diciendo: El que tocare a este hombre, o a su mujer, de cierto morirá.
mas del fruto del árbol que está en medio del jardín, ha dicho Dios: No comeréis de él, ni lo tocaréis, no sea que muráis.
Pero Dios vino a Labán siro en sueños de noche, y le dijo: ¡Guárdate de hablar con Jacob bien ni mal!
Mas vuestro padre se ha burlado de mí, y ha cambiado mi salario diez veces; pero no le permitió Dios hacerme mal.
En seguida, levantó su campamento: y sobrevino un grandísimo terror a las ciudades de en derredor de ellos, de manera que no persiguieron a los hijos de Jacob.
Ninguno hay en esta casa más grande que yo, y él no me ha reservado cosa alguna, sino a ti sola, por cuanto eres su mujer: ¿cómo pues he de hacer esta gran maldad, y pecar contra Dios?
Contra ti, contra ti solo, he pecado, y he hecho lo malo delante de tus ojos; lo confieso, a fin de que seas justo en tu sentencia, y exento de culpa en tu juicio.
De manera que los entregué a la dureza de su corazón; y caminaron en sus propios consejos.
Porque Jehová Dios es escudo y sol; gracia y gloria nos dará Jehová: no negará ningún bien a los que andan rectamente.
Porque yo arrojaré las naciones de delante de ti, y ensancharé tus términos; y nadie deseará invadir tu tierra entre tanto que subas a presentarte delante de Jehová tu Dios tres veces al año.
COMO las regueras de las aguas es el corazón del rey en la mano de Jehová; a dondequiera que a él le plazca, lo inclina.
Así sucede con aquel que se llegare a la mujer de su prójimo: ninguno que la tocare quedará sin castigo.
Cuando alguno pecare, cometiendo prevaricación contra Jehová, mintiendo a su prójimo en cuanto a un depósito, o un convenio, o algún robo fraudulento; o cuando hubiere usado de extorsión para con su prójimo;
Y estando él sentado en el tribunal, su mujer le envió recado, diciendo: Nada tengas que ver con ese justo; porque he padecido muchas cosas hoy en sueños a causa de él.
EN cuanto a las cosas de que me escribisteis, bueno sería que el hombre no tocase mujer;
Por lo cual ¡salid de en medio de ellos y separaos, dice el Señor, y no toquéis a cosa inmunda; y yo os recibiré,
Y por esto, Dios les envía la eficaz operación de error, a fin de que crean a la mentira;
Porque el misterio de iniquidad está ya obrando; sólo que hay quien ahora detenga, y detendrá hasta tanto que sea quitado de en medio:
Y ahora, señor mío, por vida de Jehová, y por la vida de tu alma, ya que Jehová te ha estorbado el venir con derramamiento de sangre, y el salvarte por tu propia mano; ahora pues, digo, ¡sean como Nabal tus enemigos y los que procuran el mal de mi señor!
que a buen seguro (¡vive Jehová, el Dios de Israel, que me ha detenido de hacerte mal a ti!), que si tú no te hubieras apresurado a venir a encontrarme, no hubiera quedado a Nabal, a la luz de la mañana, ni siquiera un perro!