Porque alzando los ojos miró, y he aquí que tres varones estaban en pie cerca de él; y cuando los vió, corrió a recibirlos, desde la puerta de su tienda, e inclinóse a tierra,
Génesis 18:3 - Biblia Version Moderna (1929) y dijo: Señor mío, si es así que he hallado gracia en tus ojos, te ruego no pases de largo a tu siervo. Περισσότερες εκδόσειςBiblia Reina Valera 1960 y dijo: Señor, si ahora he hallado gracia en tus ojos, te ruego que no pases de tu siervo. Biblia Nueva Traducción Viviente —Mi señor —dijo él—, si le agrada, deténgase aquí un rato. Biblia Católica (Latinoamericana) diciendo: 'Señor mío, si me haces el favor, te ruego que no pases al lado de tu servidor sin detenerte. La Biblia Textual 3a Edicion y exclamó: Señor mío, si he hallado gracia ante tus ojos, te ruego que no pases de largo junto a tu siervo. Biblia Serafín de Ausejo 1975 y dijo: 'Señor mío, si he hallado gracia a tus ojos, te ruego no pases de largo junto a tu siervo. Biblia Reina Valera Gómez (2023) y dijo: Mi Señor, si ahora he hallado gracia en tus ojos, te ruego que no pases de tu siervo. |
Porque alzando los ojos miró, y he aquí que tres varones estaban en pie cerca de él; y cuando los vió, corrió a recibirlos, desde la puerta de su tienda, e inclinóse a tierra,
Tráigase, con tu permiso, un poco de agua, y lavaos los pies, y reclinaos debajo del árbol.
Y le dijo: ¡Entra, bendito de Jehová! ¿por qué te quedas afuera? pues tengo preparada la casa, y el lugar para los camellos.
y tengo bueyes, y asnos, y rebaños, y siervos y siervas; y he enviado a avisar a mi señor, para hallar gracia en sus ojos.
Por eso José halló gracia en sus ojos, y era su administrador; pues él le encargó el gobierno de su casa, y cuanto tenia lo puso en su mano.
No te vayas de aquí, te ruego, hasta que yo vuelva a ti y saque mi ofrenda, y la ponga delante de ti. A lo cual respondió: Yo me sentaré aquí hasta que tú vuelvas.
Gedeón pues se fué y aderezó un cabrito de las cabras, y de un efa de flor de harina coció ázimos; luego puso la carne en un canasto, y puso el caldo en una olla, y sacándolo, se lo presentó debajo del roble.
Entonces el Ángel de Dios le dijo: Toma la carne y los ázimos, y ponlos sobre esta peña, y derrama el caldo sobre ellos. Y él lo hizo así.