Y he aquí que una como semejanza de los hijos de los hombres me tocó los labios; luego abrí mi boca, y hablé, y dije al que estaba delante de mí: ¡Señor mío, con la visión me acometieron de repente mis dolores, y no he retenido fuerza alguna!
Daniel 8:27 - Biblia Version Moderna (1929) ¶Y yo Daniel quedé sin fuerzas, y estuve enfermo algunos días; después me levanté, y me puse a despachar los negocios del rey: pero estaba asombrado de la visión; mas no hubo quien la explicase. Περισσότερες εκδόσειςBiblia Reina Valera 1960 Y yo Daniel quedé quebrantado, y estuve enfermo algunos días, y cuando convalecí, atendí los negocios del rey; pero estaba espantado a causa de la visión, y no la entendía. Biblia Nueva Traducción Viviente Entonces yo, Daniel, quedé abrumado y estuve enfermo durante varios días. Después me levanté y cumplí con mis deberes para con el rey. Sin embargo, la visión me dejó angustiado y no podía entenderla. Biblia Católica (Latinoamericana) Yo Daniel me desmayé; estuve enfermo muchos días, luego me levanté para ocuparme de los asuntos del rey. Pero seguía consternado por esa visión que no entendía. La Biblia Textual 3a Edicion Y yo, Daniel, quedé quebrantado y estuve enfermo algunos días. Luego me levanté y atendí los negocios del rey, pero estaba espantado a causa de la visión, y no la entendía. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Yo, Daniel, caí desfallecido y estuve enfermo varios días. Después me levanté y despaché los asuntos del rey. La visión me había aturdido y no acaba de entenderla. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y yo Daniel desfallecí y estuve enfermo algunos días; y cuando convalecí, atendí el asunto del rey; mas yo estaba espantado acerca de la visión, y no había quien la entendiese. |
Y he aquí que una como semejanza de los hijos de los hombres me tocó los labios; luego abrí mi boca, y hablé, y dije al que estaba delante de mí: ¡Señor mío, con la visión me acometieron de repente mis dolores, y no he retenido fuerza alguna!
Por manera que yo fuí dejado solo; y cuando ví esta gran visión, no quedó en mí esfuerzo, y mi lozanía se me demudó en palidez de muerte, y no retuve fuerza alguna.
¶Entonces Daniel, cuyo nombre es Beltsasar, fué aturdido por un momento, y sus pensamientos le espantaron. El rey pues respondió y dijo: ¡Oh Beltsasar, no te espante el sueño, ni su interpretación! Respondió Beltsasar, y dijo: ¡Señor mío, sea este sueño para los que te odian, y su interpretación para tus adversarios!
Pues yo he oído decir de ti que el espíritu de los dioses está en ti, y que luz y entendimiento y sabiduría preeminente han sido hallados en ti.
¶Aquí tuvieron fin sus palabras. En cuanto a mí, Daniel, mis pensamientos me turbaron mucho, y palideció mi rostro: pero guardé el asunto en mi corazón.
Por lo cual él se acercó junto a donde yo estaba; y cuando se acercó, yo me despavorí, y caí sobre mi rostro. Pero él me dijo: Entiende, hijo del hombre, que para el tiempo del fin es la visión.
Yo ví pues en la visión (y fué así que al verla, estaba en Susán, la metrópoli, que está en la provincia de Elam); y ví en la visión, estando junto al río Ulai.
Y le ví llegarse junto al carnero, y, exasperado contra él, hirió al carnero, y quebró sus dos cuernos: y no tuvo el carnero poder para mantenerse delante de él; por lo cual le derribó en tierra, y le holló; y no hubo quien librase al carnero de su mano.
¡Oí, y conmoviéronse mis entrañas! a tal voz temblaron mis labios, entróse la podredumbre en mis huesos, y yo temblaba dentro de mi mismo, para que pudiese esperar descanso en el día de la aflicción: cuando viniere él al pueblo, lo invadirá con sus tropas.
¶Y Samuel se quedó acostado hasta la mañana; luego abrió las puertas de la Casa de Jehová: mas Samuel temía referir la visión a Elí.