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Cantares 8:2 - Biblia Version Moderna (1929)

Te voy a conducir, te haré entrar en la casa de mi madre, para que tú me instruyas; te daré a beber vino bien sazonado, y el zumo de mis granadas.

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Biblia Reina Valera 1960

Yo te llevaría, te metería en casa de mi madre; Tú me enseñarías, Y yo te haría beber vino Adobado del mosto de mis granadas.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Te llevaría al hogar de mi infancia, y allí tú me enseñarías. Te daría a beber vino con especias, mi dulce vino de granada.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Te llevaría a la casa de mi madre, a la habitación de la que me concibió. Te daría a beber vino fragante y un licor hecho de granada.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Te guiaría, te metería en la casa de mi madre, Tú me enseñarías, Y yo te daría a beber vino aromatizado Con el mosto de mis granadas.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Yo de guía, habría de llevarte a la casa de la madre y tú me enseñarías. Te daría a beber vino aromático y jugo de granadas.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Yo te llevaría, te metería en la casa de mi madre, que me enseñaba; te daría a beber vino sazonado del mosto de mis granadas.

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Cantares 8:2
16 Σταυροειδείς Αναφορές  

ha degollado sus animales engordados, ha templado sus vinos, y tiene preparada su mesa.


Muy poco fué lo que hube pasado adelante de ellos, cuando encontré al que ama mi alma. Asíme yo de él, y no quise soltarle hasta que le hube introducido en la casa de mi madre, y en la cámara de aquella que me concibió.


¡Cuán hermosas son tus caricias, hermana mía, esposa mía! cuánto mejores son tus caricias que el vino, y el olor de tus ungüentos que todos los aromas!


y, madrugando para salir a las viñas, veamos si las vides han brotado y están en cierne; si los ganados han echado sus flores: allí te daré mis caricias.


y tu paladar como el mejor vino . . . que fluye suavemente para mi amado, deslizándose por los labios de los dormidos!


¡OH si tú fueras como un hermano mío, hermanito que mama los pechos de mi misma madre! entonces, cuando te hallara fuera, te besara, y nadie me despreciaría por ello.


Escudriñad las Escrituras, porque pensáis que en ellas tenéis vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí;


empero la Jerusalem celestial es libre; la cual es madre de nosotros.


y que desde la niñez has conocido las Santas Escrituras, que pueden hacerte sabio para la salvación, por medio de la fe que es en Cristo Jesús.


Y también tenemos, más firme, la palabra profética; a la cual hacéis bien en estar atentos, como a una lámpara que luce en un lugar tenebroso, hasta que el día esclarezca, y el lucero nazca en vuestros corazones;


Y caí a sus pies para adorarle. Y me dijo: ¡Guárdate de hacerlo! yo soy consiervo tuyo, y de tus hermanos, que mantienen el testimonio de Jesús. ¡Adora a Dios! porque el testimonio de Jesús es el espíritu de profecía.