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1 Samuel 2:17 - Biblia Version Moderna (1929)

De esta suerte se hizo muy grande el pecado de aquellos mancebos delante de Jehová; porque los hombres tenían aborrecidas las ofrendas de Jehová.

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Biblia Reina Valera 1960

Era, pues, muy grande delante de Jehová el pecado de los jóvenes; porque los hombres menospreciaban las ofrendas de Jehová.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Así que el pecado de estos jóvenes era muy serio ante los ojos del Señor, porque trataban las ofrendas del Señor con desprecio.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

El pecado de esos jóvenes era muy grande a los ojos de Yavé porque desacreditaban la ofrenda que se hace a Yavé.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Así el pecado de los jóvenes era muy grave delante de YHVH, porque tales hombres menospreciaban las ofrendas de YHVH.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Así, el pecado de estos jóvenes era extremadamente grande a los ojos de Yahveh, porque atraían el descrédito sobre las ofrendas a Yahveh.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Era, pues, muy grande delante de Jehová el pecado de los jóvenes; porque los hombres menospreciaban las ofrendas de Jehová.

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Άλλες μεταφράσεις



1 Samuel 2:17
11 Σταυροειδείς Αναφορές  

Él era poderoso cazador delante de Jehová; por lo cual se suele decir: Como Nimrod, poderoso cazador delante de Jehová.


Empero los hombres de Sodoma eran malos y pecadores en gran manera contra Jehová.


Y habíase corrompido la tierra delante de Dios, y estaba la tierra llena de violencia.


e hizo pasar a su mismo hijo por el fuego; y observaba los agüeros, y practicaba la adivinación, y tuvo trato con espíritu pitónico, y con los mágicos; e hizo mucha maldad a los ojos de Jehová, para provocarle a ira.


Contra ti, contra ti solo, he pecado, y he hecho lo malo delante de tus ojos; lo confieso, a fin de que seas justo en tu sentencia, y exento de culpa en tu juicio.


Así sucederá, porque Jerusalem se desmorona, y Judá se cae, por cuanto sus palabras y sus hechos están contra Jehová, para provocar los ojos de su gloria.


Y esto, otra vez, habéis hecho: Cubrís el altar de Jehová con las lágrimas de vuestras mujeres, con sus lloros y sus gemidos; en grado que él ya no vuelve más la cara hacia la ofrenda, ni la recibe de vuestra mano con agrado.


¡Ay del mundo, a causa de los tropiezos! porque preciso es que vengan los tropiezos, mas ¡ay de aquel hombre por quien viene el tropiezo!


Y cuando el hombre le respondía: Quémese primero el sebo, y luego toma para ti cuanto desee tu alma; él decía: No, sino que ahora mismo me la darás; que si no, yo la tomaré por fuerza.


Pues yo le he dicho que castigaré a su casa perpetuamente, con motivo de la iniquidad de que él tenía conocimiento, cuando sus hijos iban atrayendo sobre sí maldición, y él no los refrenó.