Pero yo parecía un manso cordero que es llevado al matadero, pues ni idea tenía de sus planes. Mis enemigos decían: «Vamos a matarlo. Vamos a derribarlo como a un árbol, y a destruir todos sus frutos, ¡para que nadie vuelva a recordarlo!»
Jeremías 11:23 - Biblia Traducción en Lenguaje Actual Cuando llegue el momento de castigarlos, les mandaré una terrible desgracia, ¡y ninguno de ellos quedará con vida!» Περισσότερες εκδόσειςBiblia Reina Valera 1960 y no quedará remanente de ellos, pues yo traeré mal sobre los varones de Anatot, el año de su castigo. Biblia Nueva Traducción Viviente Ninguno de esos conspiradores de Anatot sobrevivirá, porque traeré calamidad sobre ellos cuando llegue el momento de su castigo». Biblia Católica (Latinoamericana) No podrán salvarse los hombres de Anatot el año que les pida cuentas y les mande la desgracia. La Biblia Textual 3a Edicion y no quedará remanente de ellos, porque traeré el mal sobre los hombres de Anatot el año de su visitación.° Biblia Reina Valera Gómez (2023) y no quedará remanente de ellos; porque yo traeré mal sobre los varones de Anatot, el año de su visitación. |
Pero yo parecía un manso cordero que es llevado al matadero, pues ni idea tenía de sus planes. Mis enemigos decían: «Vamos a matarlo. Vamos a derribarlo como a un árbol, y a destruir todos sus frutos, ¡para que nadie vuelva a recordarlo!»
Por eso los voy a castigar y caerá sobre ellos la desgracia. ¡Nada ni nadie podrá salvarlos!
En vez de vigilarlos para protegerlos, voy a vigilarlos para hacerles daño. Les aseguro que toda la gente de Judá que vive en Egipto morirá de hambre, o en la guerra.
Egipto contrató soldados extranjeros, todos muy fuertes y valientes, ¡pero hasta ellos saldrán huyendo!; ¡saldrán corriendo a toda prisa! Ya llegó el día de su derrota; ¡ya llegó el día de su castigo!
¿Y acaso piensan ustedes que no los castigaré por todo esto? ¿Qué les hace pensar que no me voy a vengar de ustedes? Les juro que sí lo haré.
Este pueblo merece mi castigo y debo vengarme de ellos. Les juro que lo haré.
¡Llegó la hora del castigo! ¡Maten a todos sus soldados! ¡Maten a toda su gente!
El poderoso Dios de Israel anuncia: «Los israelitas que queden con vida serán buscados por todas partes hasta que no quede uno solo. Será como cuando, en una viña, se rebuscan todas las uvas hasta que no queda un solo racimo».
Han cometido los pecados más asquerosos, pero ni vergüenza les da, pues ya ni saben lo que es tener vergüenza. Por eso, voy a castigarlos, y todos serán destruidos. Les juro que así será.
Dios dijo: «Pronto entenderás, Israel, que ya ha llegado el día en que te daré tu merecido. Tan grande es tu maldad, y tan exagerado es tu odio, que llamas “tontos” y “locos” a los profetas que te he enviado. Los envié para avisarte del peligro, pero tú les tendiste trampas; ¡ni en mi propio templo les ocultaste tu gran odio!
»Así como el fuego quema la estopa, la gente de Edom será destruida por las doce tribus de Israel. ¡Nadie en Edom quedará con vida! Yo soy el Dios de Israel, y les juro que así será.
¡El más bueno y honrado de ellos es peor que una mata de espinos! Pero ya está cerca el día en que Dios los castigará, tal como lo anunciaron los profetas. ¡Ese día no sabrán qué hacer!
La destruirán por completo, y no dejarán en pie una sola pared. Todos ustedes morirán, y sufrirán todo esto, porque no quisieron reconocer que Dios me envió a salvarlos.»