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Números 10:33 - Biblia Traducción en Lenguaje Actual

33 Salieron del monte Sinaí, y caminaron durante tres días. En todo ese tiempo, los israelitas iban con el cofre del pacto, buscando un lugar donde acampar.

Tan-awa ang kapitulo Kopyaha


Dugang nga mga bersyon

Biblia Reina Valera 1960

33 Así partieron del monte de Jehová camino de tres días; y el arca del pacto de Jehová fue delante de ellos camino de tres días, buscándoles lugar de descanso.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

33 Así que después de salir del monte del Señor, marcharon por tres días; y el arca del pacto del Señor iba delante de ellos para indicarles dónde detenerse y descansar.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

33 Saliendo de la montaña de Yavé, caminaron tres días, y durante esos tres días de marcha, el Arca de la Alianza iba delante de ellos para ubicarles un lugar donde descansar.

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La Biblia Textual 3a Edicion

33 Partieron pues del monte de YHVH en viaje de tres jornadas, y durante los tres días de camino, el Arca del Pacto de YHVH marchaba delante de ellos para buscarles lugar de descanso.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

33 Partieron, pues, de la montaña de Yahveh y caminaron tres días. El arca de la alianza de Yahveh iba delante de ellos durante esos tres días de marcha, buscándoles dónde acampar.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

33 Así partieron del monte de Jehová, camino de tres días; y el arca del pacto de Jehová fue delante de ellos camino de tres días, buscándoles lugar de descanso.

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Números 10:33
25 Cross References  

Por eso, ya enojado decidí: “No voy a permitirles entrar en la tierra prometida, donde los habría hecho descansar”».


Un día, Moisés subió a la montaña del Sinaí para encontrarse con Dios. Cuando llegó a la parte más alta, Dios lo llamó y le dijo: «Diles de mi parte a los israelitas lo siguiente:


Moisés cuidaba las ovejas de su suegro Jetró, que era sacerdote de Madián. Un día, Moisés llevó las ovejas por el desierto y llegó hasta la montaña de Dios que se llama Horeb.


»Cuando llegue ese día, subirá al trono un descendiente de David, y juntará a todas las naciones. Su país alcanzará la fama y el poder.


Ya Dios les había dicho: “Aquí hay tranquilidad; ¡aquí pueden descansar!” Pero ustedes no quisieron obedecerlo.


Dios dijo: «El cielo es mi trono; sobre la tierra apoyo mis pies. Nadie puede hacerme una casa donde pueda descansar.


»En el futuro, cuando ustedes hayan poblado el país, no se hablará más del cofre del pacto, ni nadie volverá a acordarse de él. Tampoco volverá a fabricarse uno nuevo, porque ya no será necesario. Les juro que así será.


»Cuando andaban por el desierto, yo les demostré mi gran amor. A los que no murieron en la guerra, los hice descansar.


»También les he dicho: “Deténganse en los cruces de camino, y pregunten qué camino deben seguir, y no se aparten de él. Solo siguiendo el mejor camino podrán descansar. ¡Pero ustedes se niegan a seguirlo!”


Ese mismo día les prometí sacarlos de Egipto y llevarlos al país que yo mismo había buscado para ellos, ¡una tierra muy bella y fértil, donde siempre hay abundancia de alimentos!


Ese día, tal como Dios les había ordenado por medio de Moisés, los israelitas se levantaron y siguieron la nube desde el desierto de Sinaí hasta el desierto de Parán.


aun cuando él ya se ha adelantado a elegir el lugar que va a darles. Para llevarlos allá, ha venido guiándolos; de noche los ha alumbrado con fuego, y de día los ha protegido con una nube.


«Aquí tienen las enseñanzas de nuestro Dios. Pónganlas junto al cofre del pacto. Estas enseñanzas me servirán de prueba contra ustedes,


Yo había subido al monte para recibir las tablas del pacto que Dios hizo con ustedes. Allí pasé cuarenta días y cuarenta noches sin comer ni beber nada.


El Dios de paz resucitó a nuestro Señor Jesús, y por medio de la sangre que Jesús derramó al morir, hizo un pacto eterno con nosotros. Somos el rebaño de Jesús, y él es nuestro gran Pastor. Por eso le pido al Dios de paz que haga que ustedes sean buenos y perfectos en todo, y que Jesucristo los ayude a obedecerlo. ¡Que Jesús reciba la gloria y la honra por siempre! Amén.


ustedes les dirán que, cuando los sacerdotes entraron al río con el cofre del pacto, las aguas del Jordán dejaron de correr. Así que estas piedras les recordarán siempre a los israelitas lo que Dios hizo aquí».


En aquel tiempo, el cofre del pacto de Dios estaba en Betel, y el sacerdote era Finees, hijo de Eleazar y nieto de Aarón. Los israelitas consultaron a Dios para saber si debían volver a atacar a sus hermanos de la tribu de Benjamín, o si debían darse por vencidos. Dios les contestó: «Ataquen, que mañana les daré la victoria».


Cuando el resto del ejército israelita regresó al campamento, los jefes del pueblo se preguntaban: «¿Por qué dejó Dios que los filisteos nos derrotaran? ¡Vamos a Siló a traer el cofre del pacto! ¡Así Dios nos salvará de nuestros enemigos!»


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