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Jueces 1:4 - Biblia Traducción en Lenguaje Actual

4-5 así que salieron juntos a pelear, y Dios los ayudó a derrotar a los cananeos y a los ferezeos. En Bézec derrotaron a diez mil ferezeos y cananeos, entre los cuales estaba el rey Adonisédec.

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Dugang nga mga bersyon

Biblia Reina Valera 1960

4 Y subió Judá, y Jehová entregó en sus manos al cananeo y al ferezeo; e hirieron de ellos en Bezec a diez mil hombres.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 Cuando los hombres de Judá atacaron, el Señor les dio la victoria sobre los cananeos y los ferezeos, y mataron a diez mil guerreros enemigos en la ciudad de Bezec.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 Subió pues Judá y Yavé puso en sus manos a los cananeos y a los fereceos en Besec: derrotaron a diez mil hombres.

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 Y subió Judá, y YHVH entregó en su mano al cananeo y al ferezeo, y en Bezec hirieron de ellos a diez mil hombres.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 Subió, pues, Judá. Yahveh entregó en sus manos a los cananeos y a los perizeos, y derrotaron en Bézec a diez mil hombres.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

4 Y subió Judá, y Jehová entregó en sus manos al cananeo y al ferezeo; y de ellos hirieron en Bezec diez mil hombres.

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Jueces 1:4
17 Cross References  

Cuando Micaías se presentó delante del rey, este le preguntó: —Micaías, ¿debo atacar a Ramot de Galaad? Micaías le respondió: —Atácala y triunfarás. Dios te entregará la ciudad.


Entonces el rey de Israel reunió a los profetas, que eran alrededor de cuatrocientos, y les preguntó: —¿Debo atacar a Ramot de Galaad para recuperarla? Los profetas contestaron: —Atácala. Porque Dios te la va a entregar.


2 (3) Tú mismo echaste de su tierra a los otros pueblos; los destruiste por completo, y en lugar de ellos pusiste a nuestro propio pueblo, y lo hiciste prosperar.


Conforme avanzaban los israelitas, Dios echaba fuera a las naciones, y a Israel le entregó las tierras de esos pueblos. ¡Fue así como los israelitas se establecieron allí!


Cuando Dios ponga a esas naciones bajo el dominio de ustedes, no les tengan compasión ni hagan ningún trato con ellas; ¡destrúyanlas por completo!


Pero ustedes saben que nuestro Dios marcha al frente de nosotros. Su poder es el de un fuego destructor, y con él derrotará y humillará a esos gigantes. Por el poder de Dios, ustedes podrán vencer a esa gente y la expulsarán de allí enseguida, tal como Dios lo ha prometido.


Entonces los de Judá les dijeron a los de Simeón: «Vengan con nosotros a pelear contra los cananeos. Primero iremos al territorio que nos ha tocado a nosotros, y después al de ustedes». Los de Simeón aceptaron,


Jefté cruzó el río para atacar a los amonitas, y Dios le dio la victoria sobre ellos.


Cuando Saúl los contó, eran trescientos mil hombres de Israel y treinta mil de Judá.


Pero si nos dicen que vayamos a donde ellos están, esa será la señal de que Dios nos ayudará a derrotarlos.


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