Esdras 7:28 - La Biblia Textual 3a Edicion28 y extendió sobre mí su misericordia ante el rey y sus consejeros, y ante los poderosos gobernadores del rey! Y yo, fortalecido por la mano de YHVH mi Dios sobre mí, reuní a los jefes de Israel para que subieran conmigo. Tan-awa ang kapituloDugang nga mga bersyonBiblia Reina Valera 196028 e inclinó hacia mí su misericordia delante del rey y de sus consejeros, y de todos los príncipes poderosos del rey. Y yo, fortalecido por la mano de mi Dios sobre mí, reuní a los principales de Israel para que subiesen conmigo. Tan-awa ang kapituloBiblia Nueva Traducción Viviente28 ¡Y alábenlo, porque me demostró tal amor inagotable al honrarme delante del rey, sus consejeros y todos sus poderosos nobles! Me sentí alentado, porque la bondadosa mano del Señor mi Dios estuvo sobre mí. Así que reuní a algunos de los líderes de Israel para que regresaran conmigo a Jerusalén. Tan-awa ang kapituloBiblia Católica (Latinoamericana)28 El hizo que el rey, sus consejeros y todos los altos funcionarios del rey estuvieran a favor de mis proyectos. Luego, lleno de entusiasmo, porque Yavé mi Dios estaba conmigo, reuní a los jefes de Israel para que partieran conmigo. Tan-awa ang kapituloBiblia Serafín de Ausejo 197528 y que inclinó hacia mí la benevolencia del rey, de sus consejeros y de todos los altos oficiales del rey! Yo me sentí fortalecido, porque estaba conmigo la mano de Yahveh, mi Dios, y por eso reuní a los jefes de Israel para que subieran conmigo. Tan-awa ang kapituloBiblia Reina Valera Gómez (2023)28 e inclinó hacia mí su misericordia delante del rey y de sus consejeros, y de todos los príncipes poderosos del rey. Y yo, fortalecido según la mano de Jehová mi Dios sobre mí, reuní a los principales de Israel para que subiesen conmigo. Tan-awa ang kapituloBiblia Traducción en Lenguaje Actual28 Dios hizo que el rey y sus consejeros me trataran bien, y me dio ánimo para convencer a muchos jefes judíos de que regresaran conmigo a Jerusalén». Tan-awa ang kapitulo |
Por cuanto esclavos somos, pero en nuestra esclavitud no nos desamparó nuestro Dios, sino que extendió sobre nosotros misericordia delante de los reyes de Persia, para que se nos concediera la preservación de la vida, a fin de erigir la Casa de nuestro Dios y restaurar sus ruinas, y darnos amparo° en Judá y en Jerusalem.