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Josué 7:21 - Biblia Nacar-Colunga

21 Vi entre los despojos un hermoso manto de Senaar, doscientos siclos de plata y una barra de oro de cincuenta siclos de peso, y, codicioso, los tome, y los enterré en medio de mi tienda, poniendo debajo el dinero.”

Tan-awa ang kapitulo Kopyaha


Dugang nga mga bersyon

Biblia Reina Valera 1960

21 Pues vi entre los despojos un manto babilónico muy bueno, y doscientos siclos de plata, y un lingote de oro de peso de cincuenta siclos, lo cual codicié y tomé; y he aquí que está escondido bajo tierra en medio de mi tienda, y el dinero debajo de ello.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

21 Entre el botín, vi un hermoso manto de Babilonia, doscientas monedas de plata y una barra de oro que pesaba más de medio kilo. Los deseaba tanto que los tomé. Está todo enterrado debajo de mi carpa; la plata la enterré aún más profundo que el resto de las cosas.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

21 En medio de los despojos vi un hermoso manto de Chinear, doscientas piezas de plata y un lingote de oro que pesaba cincuenta siclos. Cedí a la tentación y los tomé. Están ocultos en el suelo en el centro de mi tienda y la plata está debajo'.

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La Biblia Textual 3a Edicion

21 Entre el botín vi un hermoso manto de Sinar, y doscientos siclos de plata y una barra de oro de cincuenta siclos de peso; los codicié y los tomé, y he aquí están escondidos bajo tierra dentro de mi tienda, y la plata debajo de ello.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

21 vi entre el botín un hermoso manto de Senaar, doscientos siclos de plata y un lingote de oro de cincuenta siclos de peso, me dominó la codicia y los tomé. Están escondidos en la tierra, en el centro de mi tienda; la plata está debajo'.

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Josué 7:21
35 Cross References  

Fue el comienzo de su reino Babel, Ereq, Acad y Calne, en tierra de Senaar.


Vio, pues, la mujer que el árbol era bueno al gusto y hermoso a la vista y deseable para alcanzar por él la sabiduría, y tomó de su fruto y comió, y dio de él también a su marido, que también con ella comió.


Los hijos de Jacob se arrojaron sobre los muertos y saquearon la ciudad por haber sido deshonrada su hermana.


viendo los hijos de Dios que las hijas de los hombres eran hermosas, tomaron de entre ellas por mujeres las que bien quisieron.


Una tarde levantóse del lecho y se puso a pasear en la terraza de la casa real, y vio desde allí a una mujer que estaba bañándose y era muy bella.


Los leprosos, llegados al campamento, penetraron en una tienda, comieron y bebieron y se llevaron de allí plata, oro y vestidos, que fueron a esconder. Volvieron y penetraron en otra tienda y se llevaron cosas, que fueron a esconder.


Había yo hecho pacto con mis ojos de no prestar atención a la virgen.


Haz que pasen sin ver la vanidad mis ojos, dame la vida con tu palabra.


No desearás la casa de tu prójimo, ni la mujer de tu prójimo, ni su siervo ni su sierva, ni su buey ni su asno, ni nada de cuanto le pertenece.”


Ahí lleva siempre la rapacidad; es un vicio que acaba por matar al que lo tiene.'


No mires mucho al vino cuando rojea y cuando espuma en el vaso; éntrase suavemente,'


El malo se apresurará a hacerse rico, y no ve que le vendrá la pobreza.


Guarda tu corazón con toda cautela, porque es manantial de vida.


Porque dijisteis: Hemos hecho pacto con la muerte, nos hemos concertado con el “seol”; el azote desencadenado pasará sin llegar a nosotros, porque nos hemos hecho de la mentira abrigo, de la perfidia refugio.'


¡Ay de los que buscan lo profundo para encubrir sus designios! ¡Ay de los que se esconden de Yahvé, queriendo encubrir sus pensamientos y para sus obras buscan las tinieblas! y dicen: ¿Quién nos ve? ¿Quién nos conoce?


¡Ay del que codicioso enriquece injustamente su casa y quiere poner muy alto su nido para escapar al infortunio!


Les dijo: Mirad de guardaros de toda avaricia, porque, aunque se tenga mucho, no está la vida en la hacienda.


pues nada hay oculto que no haya de descubrirse, y nada escondido que no llegue a saberse.


Cuanto a la fornicación y cualquier género de impureza o avaricia, que ni se nombren entre vosotros, como conviene a santos:


Pues habéis de saber que ningún fornicario, o impuro, o avaro, que es como adorador de ídolos, tendrá parte en la heredad del reino de Cristo y de Dios.


Consumirás por el fuego las imágenes esculpidas de sus dioses; no codicies la plata ni el oro que haya sobre ellas, apropiándotelo, y cayendo en una trampa, porque es abominable a Yahvé, tu Dios,'


Mortificad, pues, vuestros miembros terrenos, la fornicación, la impureza, la liviandad, la concupiscencia y la avaricia, que es una especie de idolatría,


Sea vuestra vida exenta de avaricia, contentándoos con lo que tengáis, porque el mismo Dios ha dicho: “No te dejaré ni te desampararé.”


Luego la concupiscencia, cuando ha concebido, pare el pecado, y el pecado, una vez consumado, engendra la muerte.


Acán respondió a Josué, diciendo: “Es cierto, soy yo el que ha pecado contra Yahvé, Dios de Israel. He aquí lo que he hecho:


Josué mandó entonces comisionados, que fueron corriendo a la tienda y vieron los objetos enterrados en la tienda de Acán, y debajo el dinero.


Dejando la senda recta, se extraviaron, y siguieron el camino de Balam, hijo de Beor, que, buscando el salario de la iniquidad,


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