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Jeremías 3:21 - Biblia Nacar-Colunga

21 Una voz se deja oír sobre las peladas alturas, llantos y súplicas de los hijos de Israel por haber pervertido su camino y haberse olvidado de Yahvé, su Dios.

Tan-awa ang kapitulo Kopyaha


Dugang nga mga bersyon

Biblia Reina Valera 1960

21 Voz fue oída sobre las alturas, llanto de los ruegos de los hijos de Israel; porque han torcido su camino, de Jehová su Dios se han olvidado.

Tan-awa ang kapitulo Kopyaha

Biblia Nueva Traducción Viviente

21 Se escuchan voces en las alturas de las montañas desoladas, el llanto y las súplicas del pueblo de Israel. Pues han escogido caminos torcidos y se han olvidado del Señor su Dios.

Tan-awa ang kapitulo Kopyaha

Biblia Católica (Latinoamericana)

21 Sobre las lomas peladas se oyen unos gritos, son las súplicas llenas de lágrimas de los hijos de Israel porque perdieron el camino, olvidándose de Yavé, su Dios.

Tan-awa ang kapitulo Kopyaha

La Biblia Textual 3a Edicion

21 ¡Escuchad! Sobre los altos montes se oye el llanto suplicante de los hijos de Israel, Que han torcido su camino, Olvidados de YHVH, su Dios.

Tan-awa ang kapitulo Kopyaha

Biblia Serafín de Ausejo 1975

21 ¡Escuchad! En las colinas se oye el llanto y plegarias de los hijos de Israel, porque erraron su camino, olvidaron a Yahveh, su Dios.

Tan-awa ang kapitulo Kopyaha




Jeremías 3:21
24 Cross References  

El entonces repetirá y dirá a los hombres: “Había pecado y torcido el derecho, pero El no me ha tratado conforme a mi falta.


El que anda en rectitud va seguro; el que va por sendas tortuosas va a la ruina.'


La necedad del hombre tuerce sus caminos, y luego le echa la culpa a Yahvé.


La hija de Dibón ha subido l a los altos para llorar, y Moab se lamenta por Nebo y por Madaba. Todas las cabezas están rasuradas; todas las barbas, afeitadas,'


Porque te olvidaste del Dios de tu salud y no te acordaste de la roca de tu fuerza. Por esto plantaste los jardines de Adonis y los sembraste de pámpanos extranjeros;'


¿De quién temes, que te asustas, para renegar de mí, para no acordarte de mí ni hacerme caso? ¿No me he callado y he cerrado los ojos, y tú no me temiste?


Por todas las colinas peladas del desierto irrumpieron los devastadores, pues la espada de Yahvé devora de un extremo al otro de la tierra, sin dar paz a ser viviente.


Tal es tu parte, tu porción asignada de mi parte, oráculo de Yahvé, por haberme olvidado y haber puesto tu confianza en la mentira.


Pues mi pueblo se ha olvidado de mí, ha ofrecido incienso a la vanidad. Van de tropiezo en tropiezo por sus caminos, los senderos antiguos, siguiendo sendas extraviadas, camino no trillado,


¿Se olvida por ventura la doncella de sus galas, y de su ceñidor la esposa? Pues mi pueblo se ha olvidado de mí ya desde días sin cuento.


Tú, pues, que con tantos amantes fornicaste, ¿podrás volver a mí? Oráculo de Yahvé. Alza tus ojos hacia los collados y mira dónde no has sido profanada. Junto a los caminos te asentabas en acecho a ellos, como el árabe en el desierto. Contaminaste la tierra con tus fornicaciones y perversidades.


Salieron entre llantos, y los guiaré con consolaciones; yo los guiaré a las corrientes de las aguas, por caminos llanos para que no tropiecen, pues yo soy el Padre de Israel, y Efraím es mi primogénito.'


Córtate tu larga cabellera y tírala, y entona por las desoladas alturas una lamentación, pues ha echado Yahvé de sí y repudiado a la generación que provocó su ira.


Puesto que me dejaste y echaste a tus espaldas, también yo echaré sobre ti tu lujuria y tus prostituciones.


Quien de ellos escape huirá a los montes, y gemirán todos como gime la paloma, cada uno por su propia iniquidad.


Se hartaron en sus pastos, y, hartos, se ensoberbecieron, y por eso me olvidaron.


Israel se olvidó de su Hacedor y construyó palacios; Judá multiplicó sus ciudades fuertes, pero yo daré sus ciudades al fuego, que devorará sus palacios.'


Oíd, pues, cabezas de la casa de Jacob y jueces de la casa de Israel, que aborrecéis el derecho y torcéis todo lo recto;'


y el ángel de Yahvé le dijo: “¿Por qué por tres veces has fustigado a tu asna? Es que he salido yo para cerrarte el camino, porque es malo ante mí el que llevas.


Pues la tristeza según Dios es causa de penitencia saludable, de que jamás hay por qué arrepentirse; mientras que la tristeza según el mundo lleva a la muerte.'


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