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Génesis 4:17 - Biblia Nacar-Colunga

17 Conoció Caín a su mujer, que concibió y parió a Enoc. Púsose aquél a edificar una ciudad, a la que dio el nombre de Enoc, su hijo.

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Dugang nga mga bersyon

Biblia Reina Valera 1960

17 Y conoció Caín a su mujer, la cual concibió y dio a luz a Enoc; y edificó una ciudad, y llamó el nombre de la ciudad del nombre de su hijo, Enoc.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

17 Caín tuvo relaciones sexuales con su esposa, y ella quedó embarazada y dio a luz a Enoc. Luego Caín fundó una ciudad, que llevaba el nombre de su hijo Enoc.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

17 Caín tuvo relaciones con su mujer, la cual dio a luz un hijo, al que llamó Henoc. Construyó una ciudad y la llamó Henoc, con el mismo nombre de su hijo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

17 Y conoció° Caín a su mujer, y concibió, y dio a luz a Enoc. Y cuando estaba edificando una ciudad, llamó el nombre de la ciudad como el nombre de su hijo Enoc.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

17 Conoció Caín a su mujer, que concibió y dio a luz a Henoc. Y edificó Caín una ciudad, a la que dio el nombre de su hijo: Henoc.

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Génesis 4:17
11 Cross References  

Y dijeron: “Vamos a edificarnos una ciudad y una torre cuya cúspide toque a los cielos y nos haga famosos, por si tenemos que dividirnos por la haz de la tierra.”


Caín, alejándose de la presencia del Señor, habitó la tierra de Nod, al oriente de Edén.


A Enoc le nació Irad, e Irad engendró a Mejuyael; Mejuyael a Matusael, y Matusael a Lamec.'


Era Yared de ciento sesenta y dos años cuando engendró a Henoc;'


Anduvo Henoc en la presencia de Dios, después de engendrar a Matusalén, trescientos años, y engendró hijos e hijas.


Habíase alzado Absalón en vida un monumento en el valle del rey, diciendo: “Para que se conserve la memoria de mi nombre, pues que no tengo hijos,” y dio al monumento su nombre, y así se llama hoy todavía el cipo de Absalón.


Pues verá cómo los sabios mueren, desaparecen juntamente el necio y el exulto y dejan a otros sus haciendas.


Las tumbas son sus casas para siempre, sus moradas de generación en generación, aunque dieron sus nombres a las tierras.


Al momento se cumplió en Nabucodonosor la palabra: fue arrojado de en medio de los hombres y comió hierba como los bueyes, y su cuerpo se empapó del rocío del cielo, hasta que llegaron a crecerle los cabellos como plumas de águila, y las uñas como las de las aves de rapiña.


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