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Ester 9:5 - Biblia Nacar-Colunga

5 Los judíos hirieron a espada a todos sus enemigos, los mataron y los hicieron perecer, y trataron como quisieron a los que les eran hostiles.

Tan-awa ang kapitulo Kopyaha


Dugang nga mga bersyon

Biblia Reina Valera 1960

5 Y asolaron los judíos a todos sus enemigos a filo de espada, y con mortandad y destrucción, e hicieron con sus enemigos como quisieron.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

5 Así que, el día señalado, los judíos hirieron de muerte a sus enemigos a filo de espada. Mataron y aniquilaron a sus enemigos e hicieron lo que quisieron con quienes los odiaban.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

5 Los judíos pasaron a espada a todos sus enemigos; ¡fue una matanza, una carnicería! Hicieron lo que quisieron con todos los que los odiaban.

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La Biblia Textual 3a Edicion

5 Y los judíos mataron a todos sus enemigos a filo de cuchillo, con mortandad y destrucción; e hicieron lo que quisieron° contra quienes los odiaban.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

5 Los judíos pasaron a filo de espada a todos sus enemigos. Fue una matanza, un exterminio. Hicieron con sus enemigos lo que quisieron.

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Ester 9:5
11 Cross References  

Vinieron los hijos, y la poseyeron, y humillaste delante de ellos a los moradores de la tierra, los cananeos, entregándolos en sus manos, y a sus reyes, y a los pueblos de la tierra, para que hicieran con ellos lo que quisieran.


Fueron mandadas las cartas, por medio de los correos, a todas las provincias del rey, ordenando destruir, hacer perecer y matar a todos los judíos, jóvenes y viejos, niños y mujeres, en un solo día, el día trece del duodécimo mes, que es el mes de Adar, y que sus bienes fuesen dados al pillaje.


Se daba a los judíos, en cualquier ciudad en que estuviesen, permiso para reunirse y defender su vida, y para destruir, matar y exterminar a todos aquellos, con sus niños y mujeres, de cada pueblo y de cada provincia, que tomaran las armas para atacarlos, y para dar sus bienes al pillaje;'


En Susa, la ciudadela, mataron los judíos, haciéndolos perecer, a quinientos hombres,


y mis ojos contemplarán a mis enemigos8, y mis oídos oirán a los malvados que se alzan contra mí.


Da, pues, sus hijos al hambre y entrégalos al poder de la espada. Quédense sus mujeres sin hijos y viudas, y mueran sus maridos de peste, y sus mancebos traspasados por la espada en la guerra.


Pues es justo a los ojos de Dios retribuir con tribulación a los que os atribulan,


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