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Daniel 3:22 - Biblia Nacar-Colunga

22 Y como la orden del rey era apremiante y había mandado encender el horno tanto, las llamas abrasaron a los que habían echado en él a Sidraj, Misaj y Abed-Nego.

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Dugang nga mga bersyon

Biblia Reina Valera 1960

22 Y como la orden del rey era apremiante, y lo habían calentado mucho, la llama del fuego mató a aquellos que habían alzado a Sadrac, Mesac y Abed-nego.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

22 Ya que el rey, en su enojo, había exigido que el horno estuviera bien caliente, las llamas mataron a los soldados mientras arrojaban dentro a los tres hombres.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

22 Como la orden del rey era irrevocable, se había calentado el horno al máximo; así fue como la llamarada mató a los hombres que habían llevado a Sidrac, Misac y Abdénago.

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La Biblia Textual 3a Edicion

22 Y por cuanto la orden del rey era apremiante, y el horno estaba demasiado caliente, las llamas abrasaron a los hombres que habían arrojado a Sadrac, Mesac y Abed-nego;

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

22 Como la orden del rey era severa y el horno era un puro incendio, la llama del fuego abrasó a los que habían llevado a Sidrac, Misac y Abdénago,

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Daniel 3:22
10 Cross References  

y se fue. Halló el cadáver tendido en el camino, y el asno y el león, que estaban junto al cadáver. El león ni había devorado el cadáver ni había dañado al asno.


Los egipcios apremiaban al pueblo, dándoles prisa para que salieran de su tierra, pues decían: “Vamos a morir todos.”


El justo es librado de la tribulación, pero el impío entra en ella en lugar de él.


El rescate del justo es el impío; el de los rectos, el prevaricador.'


a los cuales el jefe de los eunucos puso por nombre: a Daniel, Baltasar; a Ananías, Sidraj; a Misael, Misaj, y a Azarías, Abed-Nego.'


Habló y dijo a Arioj, capitán del rey: ¿Por qué esta orden del rey tan rigurosa? Entonces explicó Arioj la cosa a Daniel,


(25) Mandó el rey que los hombres que habían acusado a Daniel fueran traídos y arrojados al foso de los leones, ellos, sus hijos y sus mujeres, y antes de que llegasen al fondo del foso, los leones los agarraron y quebrantaron todos sus huesos.


Y, arrojando las monedas de plata en el templo, se retiró, fue y se ahorcó.


Herodes, le hizo buscar, y no hallándole, interrogó a los guardias y los mandó conducir al suplicio. Luego, bajando de la Judea, residió en Cesárea.


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