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Cantares 8:12 - Biblia Nacar-Colunga

12 Mi viña la tengo ante mis ojos. Para ti, Salomón, los mil (siclos), y doscientos para los que guardan su fruto.

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Dugang nga mga bersyon

Biblia Reina Valera 1960

12 Mi viña, que es mía, está delante de mí; Las mil serán tuyas, oh Salomón, Y doscientas para los que guardan su fruto.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

12 Sin embargo, yo soy la dueña de mi viñedo y yo decido a quién dárselo, y Salomón no tiene que pagar mil monedas de plata; pero yo daré doscientas monedas a quienes cuiden de sus vides.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

12 Mi viña es sólo para mí y yo no más la cuido. Mil siclos para ti, Salomón, doscientos para los guardianes.

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La Biblia Textual 3a Edicion

12 Él Mi viña, que es mía, está delante de mí. Tú, oh Salomón, tendrás los mil, Y los que guardan su fruto doscientos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

12 Mi viña, la que es mía, la retengo. Para ti, Salomón, los mil siclos, y da doscientos a los guardas.

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Cantares 8:12
14 Cross References  

El que guarda la higuera comerá su fruto y el que atiende a su señor recibirá de él honores.


Guarda tu corazón con toda cautela, porque es manantial de vida.


No miréis que soy morena: es que me ha quemado el sol. Los hijos de mi madre, airados contra mí, me pusieron a guardar viñas; no era mi viña la que guardaba.'


Esposa. a Como manzano entre los árboles silvestres es mi amado entre los mancebos. A su sombra anhelo sentarme, y su fruto es dulce a mi paladar.


Una viña tenía Salomón en Baal-Hamón; la entregó a sus guardas, que habían de traerle por su fruto mil siclos de plata.'


¡Oh tú, que habitas en jardines, los compañeros atienden a tu voz: hazme oírla!


Mirad por vosotros y por todo el rebaño, sobre el cual el Espíritu Santo os ha constituido obispos, para apacentar la Iglesia de Dios, que El adquirió con su sangre.


Habéis sido comprados a precio. Glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo.


y murió por todos para que los que viven no vivan ya para sí, sino para aquel que por ellos murió y resucitó.


Pues ¿cuál ha de ser nuestra esperanza, nuestro gozo, nuestra corona de gloria ante nuestro Señor Jesucristo a su venida ? ¿No sois vosotros ?


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