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Apocalipsis 10:5 - Biblia Nacar-Colunga

5 El ángel que yo había visto estar sobre el mar y sobre la tierra levantó al cielo su mano derecha

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Dugang nga mga bersyon

Biblia Reina Valera 1960

5 Y el ángel que vi en pie sobre el mar y sobre la tierra, levantó su mano al cielo,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

5 Entonces el ángel que vi de pie sobre el mar y sobre la tierra levantó la mano derecha hacia el cielo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

5 Entonces el ángel que había visto de pie sobre el mar y la tierra levantó su mano derecha al cielo

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La Biblia Textual 3a Edicion

5 Y el ángel que vi en pie sobre el mar y sobre la tierra, levantó su diestra hacia el cielo,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

5 Y el ángel que yo había visto de pie sobre el mar y sobre la tierra levantó al cielo su mano derecha.

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Apocalipsis 10:5
29 Cross References  

pero Abram dijo al rey de Sodoma: “Alzo mi mano a Yahvé, el Dios Altísimo, el dueño de cielos y tierra,


'Tú, ¡oh Yahvé! eres único; tú hiciste los cielos y los cielos de los cielos y toda su milicia; la tierra y cuanto hay en ella; los mares y cuanto en ellos hay; tú das vida a todas las cosas, y los ejércitos de los cielos te adoran.'


Bienaventurado aquel cuyo auxilio es el Dios de Jacob, cuya esperanza es Yahvé, su Dios.


pues en seis días hizo Yahvé los cielos y la tierra, el mar y cuanto en ellos se contiene, y el séptimo descansó; por eso bendijo Yahvé el día del sábado y lo santificó.'


y os introduciré en la tierra que juré dar a Abraham, a Isaac y a Jacob, y os la daré en posesión. Yo, Yahvé.”


Alcé mi mano en el desierto, jurándoles no llevarlos a la tierra que les había dado, que mana leche y miel, la más hermosa entre todas las tierras,


También alcé mi mano en el desierto, jurándoles que los esparciría entre las gentes y los aventaría por las tierras,


Yo los conduje a la tierra que, alzando mi mano, había jurado darles, y ellos, mirando a todo alto collado y a todo árbol frondoso, sacrificaron allí sus víctimas y presentaron sus irritantes ofrendas, y pusieron suaves aromas, y derramaron sus libaciones.


y sabréis que yo soy Yahvé cuando os conduzca a la tierra de Israel, a la tierra que, alzando la mano, juré dar a vuestros padres.


Diles: Así habla el Señor, Yahvé: El día en que yo elegí a Israel, y alcé mi mano jurando a la posteridad de Jacob, y me mostré a ellos en la tierra de Egipto, y alcé mi mano, diciendo: Yo, Yahvé, soy vuestro Dios,


así habla el Señor, Yahvé: Alzo mi mano y juro que las gentes que os rodean soportarán vuestro escarnio,


Cada uno de vosotros tendrá su parte igual que la de los otros, de lo que yo, alzando mi mano, juré dar a vuestros padres, y ésta será la tierra de vuestra heredad.


Y oí al varón vestido de lino, que estaba sobre las aguas del río, que, alzando al cielo su derecha y su izquierda, juró por el que eternamente vive que eso será dentro de un tiempo, de tiempos y de la mitad de un tiempo, y que todo esto se cumplirá cuando la fuerza del pueblo de los santos estuviera enteramente quebrantada.


diciendo: “Hombres, ¿qué es lo que hacéis? Nosotros somos hombres iguales a vosotros, y os predicamos para convertiros de estas vanidades al Dios vivo, que hizo el cielo y la tierra, el mar y todo cuanto hay en ellos;'


porque al pasar y contemplar los objetos de vuestro culto, he hallado un altar en el cual está escrito: Al dios desconocido. Pues eso que sin conocerlo veneráis es lo que yo os anuncio.


porque desde la creación del mundo los atributos invisibles de Dios, tanto su eterno poder como su divinidad, se dejan ver a la inteligencia a través de las criaturas. De manera que son inexcusables,


Ciertamente, yo alzo al cielo mi mano y juro por mi eterna vida:


En efecto, cuando Dios hizo a Abraham la promesa, como no tenía ninguno mayor por quien jurar, juró por sí mismo, diciendo:


No temas, yo soy el primero y el último, el viviente, que fui muerto y ahora vivo por los siglos de los siglos, y tengo las llaves de la muerte y del infierno.


y en su mano tenía un librito abierto. Y poniendo su pie derecho sobre el mar y el izquierdo sobre la tierra,


diciendo a grandes voces: Temed a Dios y dadle gloría, porque llegó la hora de su juicio, y adorad al que ha hecho el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas.


Digno eres, Señor, Dios nuestro, de recibir la gloria, el honor y el poder, porque tú creaste todas las cosas y por tu voluntad existen y fueron creadas.


Siempre que los vivientes daban gloria, honor y acción de gracias al que está sentado en el trono, que vive por los siglos de los siglos,


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