Cada base tenía cuatro ruedas de bronce con ejes de bronce, y sus cuatro patas tenían soportes debajo de la fuente, los cuales eran de bronce fundido y tenían molduras a cada lado.
Ezequiel 10:9 - La Biblia Textual 3a Edicion Y miré, y he aquí cuatro ruedas junto a los querubines, una rueda junto a cada querubín, y la apariencia de las ruedas era como el resplandor del crisólito. Dugang nga mga bersyonBiblia Reina Valera 1960 Y miré, y he aquí cuatro ruedas junto a los querubines, junto a cada querubín una rueda; y el aspecto de las ruedas era como de crisólito. Biblia Nueva Traducción Viviente Me fijé y cada uno de los cuatro querubines tenía una rueda a su lado y las ruedas brillaban como el berilo. Biblia Católica (Latinoamericana) Vi cuatro ruedas colocadas al lado de los querubines (había una rueda al lado de cada querubín), y las ruedas resplandecían como piedras preciosas. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Miré y vi cuatro ruedas junto a los querubines, cada rueda al lado de cada querubín; el aspecto de las ruedas era como el centelleo del topacio. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y miré, y he aquí cuatro ruedas junto a los querubines, una rueda junto a un querubín, y otra rueda junto a otro querubín; y el aspecto de las ruedas era como el color de la piedra de berilo. Biblia Traducción en Lenguaje Actual Al lado de los cuatro seres vi cuatro ruedas, una junto a cada uno de ellos. Las ruedas eran todas iguales y brillaban como si fueran piedras preciosas. Estaban puestas en forma de estrella, y parecían estar encajadas la una dentro de la otra. |
Cada base tenía cuatro ruedas de bronce con ejes de bronce, y sus cuatro patas tenían soportes debajo de la fuente, los cuales eran de bronce fundido y tenían molduras a cada lado.
En cuanto a su apariencia, las cuatro tenían una misma semejanza, pero su hechura era como si una rueda estuviera encajada dentro de la otra
Y apareció en los querubines, por debajo de sus alas, como la apariencia de una mano humana.
Su cuerpo era como un crisólito, su rostro como un relámpago, y sus ojos como antorchas de fuego. Sus brazos y pies tenían la refulgencia del bronce incandescente, y el sonido de sus palabras era como el estruendo de una multitud.
el quinto, ónice;° el sexto, cornalina; el séptimo, crisólito; el octavo, berilo; el noveno, topacio; el décimo, crisopraso; el undécimo, jacinto; el duodécimo, amatista.