Muy harta está nuestra alma del escarnio de los pudientes y del desprecio de los soberbios.
Juan 8:22 - Biblia Nacar-Colunga Los judíos se decían: ¿Acaso va a matarse, que dice: A donde Yo voy no podéis venir vosotros? Dugang nga mga bersyonBiblia Reina Valera 1960 Decían entonces los judíos: ¿Acaso se matará a sí mismo, que dice: A donde yo voy, vosotros no podéis venir? Biblia Nueva Traducción Viviente Por lo tanto, la gente se preguntaba: «¿Estará pensando suicidarse? ¿Qué quiere decir con “no pueden ir adonde yo voy”?». Biblia Católica (Latinoamericana) Los judíos se preguntaban: '¿Por qué dice que a donde él va nosotros no podemos ir? ¿Pensará tal vez en suicidarse?' La Biblia Textual 3a Edicion Decían entonces los judíos: ¿Acaso se matará, pues dice: A donde Yo voy, vosotros no podéis ir? Biblia Serafín de Ausejo 1975 Decían los judíos: '¿Acaso se va a suicidar, puesto que dice: 'A donde yo voy, no podéis venir vosotros?'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Decían entonces los judíos: ¿Se ha de matar a sí mismo, pues dice: A donde yo voy, vosotros no podéis venir? |
Muy harta está nuestra alma del escarnio de los pudientes y del desprecio de los soberbios.
A ti clamaron, y fueron liberados; en ti confiaron, y no fueron confundidos.'
Yahvé, que no sea yo confundido, pues te invoco. Confundidos sean los malvados, y mudos (bajen) al seol.
Este es el testimonio de Juan, cuando los judíos desde Jerusalén le enviaron sacerdotes y levitas para preguntarle: Tú, ¿quién eres?
Pues muchos de ellos decían: Está endemoniado, ha perdido el juicio; ¿por qué le escucháis?'
La muchedumbre respondió: Tú estás poseído del demonio; ¿quién busca darte muerte?'
Dijéronse entonces los judíos: ¿Adonde va a ir éste que nosotros no hayamos de hallarle? ¿Acaso quiere irse a la dispersión de los gentiles a enseñarles a ellos?
Respondieron los judíos y le dijeron: ¿No decimos bien nosotros que tú eres samaritano y tienes demonio?
Dijéronle los judíos: Ahora nos convencemos de que estás endemoniado. Abraham murió, y también los profetas, y tú dices: Quien guardare mi palabra no gustará la muerte nunca.
Traed, pues, a vuestra consideración al que soportó tal contradicción de los pecadores contra sí mismo, para que no decaigáis de ánimo rendidos por la fatiga.
Salgamos, pues, a El, fuera del campamento, cargados con su oprobio,