Jeroboam se dijo en su corazón: “El reino podría muy bien volver otra vez a la casa de David.
1 Samuel 27:1 - Biblia Nacar-Colunga David se dijo: “Un día u otro voy a perecer a manos de Saúl; lo mejor será que luego me refugie en la tierra de los filisteos, para que desista Saúl de buscarme en la de Israel; así escaparé de sus manos.” Dugang nga mga bersyonBiblia Reina Valera 1960 Dijo luego David en su corazón: Al fin seré muerto algún día por la mano de Saúl; nada, por tanto, me será mejor que fugarme a la tierra de los filisteos, para que Saúl no se ocupe de mí, y no me ande buscando más por todo el territorio de Israel; y así escaparé de su mano. Biblia Nueva Traducción Viviente Pero David seguía pensando: «Algún día Saúl me va a atrapar. Lo mejor que puedo hacer es escapar y vivir entre los filisteos. Entonces Saúl dejará de buscarme en el territorio israelita, y por fin estaré a salvo». Biblia Católica (Latinoamericana) David se dijo: 'Un día de estos Saúl me va a matar. Es mejor que me refugie entre los filisteos. Así dejará Saúl de buscarme en todo el territorio de Israel y yo me escaparé de sus manos'. La Biblia Textual 3a Edicion Pero David dijo en su corazón: Algún día voy a perecer por la mano de Saúl. Nada me será mejor que escapar de inmediato a tierra de los filisteos; así Saúl desistirá de buscarme por todo el territorio de Israel, y escaparé de su mano. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Pero David se dijo en sus adentros: 'Algún día voy a perecer a manos de Saúl. Nada mejor para mí que escaparme a tierra de los filisteos, para que así Saúl desista de volver en mi busca por todo el territorio de Israel. Así me libraré de sus manos'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y dijo David en su corazón: Al fin seré muerto algún día por la mano de Saúl; por tanto, nada me será mejor que fugarme a la tierra de los filisteos, para que Saúl se deje de mí, y no me ande buscando más por todos los términos de Israel, y así me escaparé de sus manos. |
Jeroboam se dijo en su corazón: “El reino podría muy bien volver otra vez a la casa de David.
Despues de pensarlo, hizo el rey dos becerros de oro, y dijo al pueblo: “Bastante tiempo habéis subido a Jerusalén; ahí tienes a tu dios, Israel, el que te sacó de la tierra de Egipto.”
Temió, pues, Elías y se levantó y huyó para salvar su vida, y llegó a Berseba, que está en Judá; y dejando allí a su siervo,'
Amasias, después de haber tenido consejo, mandó a decir a Joás, hijo de Joacaz, hijo de Jehú, rey de Israel: “Ven, que nos veamos las caras.”
Habíame dicho en mi abatimiento: “Todos los hombres son engañosos.”
Y yo digo: ¡Quién me diera alas como de paloma, y volaría y descansaría!
¿No te decíamos nosotros en Egipto: Deja que sirvamos a los egipcios, que mejor es para nosotros servir en Egipto que morir en el desierto?”
Esperanza que se dilata aflige el corazón; deseo satisfecho es árbol de vida.'
Yo, yo soy vuestro consolador. ¿Quién eres tú para temer a un hombre mortal, a un hijo de hombre, que perece como el heno,
¿Por qué quiere llevarnos Yahvé a esa tierra a perecer a la espada y que sean nuestras mujeres y nuestros hijos presa de otros? ¿No sería mejor que nos volviéramos a Egipto?”
Al instante Jesús le tendió la mano y le cogió, diciéndole: Hombre de poca fe, ¿por qué has dudado?
Pues aun llegados a Macedonia, no tuvo nuestra carne ningún reposo, sino que en todo fuimos atribulados, luchas por fuera, por dentro temores.
Dijo Yahvé a Samuel: “¿Hasta cuándo vas a estar tú llorando sobre Saúl, a quien he rechazado para que no reine más sobre Israel? Llena tu cuerno de óleo y ve; te envío a casa de Isaí de Belén, pues he elegido entre sus hijos al rey que yo quiero.”
Samuel, tomando el cuerno de óleo, le ungió a la vista de sus hermanos; y desde aquel momento, en lo sucesivo, vino sobre David el espíritu de Yahvé. Samuel se levantó y se volvió a Rama.'
Y juró nuevamente a David. Pero éste dijo: “Sabe muy bien tu padre que me quieres, y se habrá dicho: Que no lo sepa Jonatán, no vaya a darle pena; pero por Dios y por tu vida, que no hay más que un paso entre mí y la muerte.”
Él profeta Gad dijo a David: “No sigas en la caverna; ve y vuelve a tierra de Judá.” Volvióse David y se refugió en el bosque de Jaret.'
Nada temas, pues la mano de Saúl, mi padre, no te alcanzará. Tú reinarás sobre Israel y yo seré tu segundo. Saúl, mi padre, lo sabe muy bien.”
Cuando Yahvé haga a mi señor todo el bien que le ha prometido y le haga jefe de Israel,
Si es Yahvé quien te excita contra mí, que El reciba el olor de una ofrenda; pero, si son los hombres, malditos sean de Yahvé, pues me echan ahora de mi puesto en la heredad de Yahvé, diciendo: “Vete a servir a dioses ajenos,”
Mientras avanzaban los príncipes de los filisteos a la cabeza de sus centenas y sus millares, David y los suyos marchaban a retaguardia con Aquis.
Y los jefes de los filisteos preguntaron: “¿Qué hacen aquí estos hebreos?” Aquis les dijo: “¿No veis que es David, siervo de Saúl, rey de Israel, que está conmigo hace días y años, sin que haya hallado yo la menor cosa que reprocharle desde que se pasó a nosotros hasta ahora?”