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Lucas 7:37 - Versión Biblia Libre

37 Pero una mujer, que era una pecadora en esa ciudad, supo que Jesús estaba comiendo en la casa del Fariseo. Se dirigió allí, llevando un frasco con perfume de alabastro.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

37 Entonces una mujer de la ciudad, que era pecadora, al saber que Jesús estaba a la mesa en casa del fariseo, trajo un frasco de alabastro con perfume;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

37 Cuando cierta mujer de mala vida que vivía en la ciudad se enteró de que Jesús estaba comiendo allí, llevó un hermoso frasco de alabastro lleno de un costoso perfume.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

37 En aquel pueblo había una mujer conocida como una pecadora; al enterarse de que Jesús estaba comiendo en casa del fariseo, tomó un frasco de perfume, se colocó detrás de él, a sus pies,

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La Biblia Textual 3a Edicion

37 Y he aquí una mujer que era pecadora en la ciudad, al enterarse de que estaba reclinado a la mesa en la casa del fariseo, llevó un frasco° de alabastro lleno° de perfume,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

37 Y en esto, una mujer pecadora que había en la ciudad, al saber que él estaba comiendo en la casa del fariseo, llevó consigo un frasco de alabastro lleno de perfume,

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Lucas 7:37
18 Referencias Cruzadas  

¿Cuál de los dos hijos hizo lo que su padre quería?” “El primero”, respondieron ellos. “Les digo la verdad: los recaudadores de impuestos y las prostitutas están entrando al reino de los cielos antes que ustedes”, les dijo Jesús.


“Pero el recaudador de impuestos se quedó a la distancia. Ni siquiera era capaz de mirar al cielo. En lugar de ello golpeaba su pecho y oraba: ‘Dios, por favor, ten misericordia de mí. Soy un pecador’.


Cuando la gente vio esto, todos comenzaron a protestar: “¡Ha ido a quedarse con ese pecador!”


“¿Por qué ustedes comen y beben con los recaudadores de impuestos y pecadores?”


“No vine a llamar al arrepentimiento a los que viven en rectitud. Vine a llamar a los pecadores”.


Ahora está aquí el Hijo del hombre, y él come y bebe con las personas, pero ustedes dicen: ‘Miren, pasa el tiempo comiendo mucha comida y bebiendo mucho vino. Además es amigo de los recaudadores de impuestos y de los pecadores’.


Uno de los Fariseos invitó a Jesús a comer con él. Y Jesús fue a la casa del Fariseo y se sentó a comer.


María fue la que ungió al Señor con perfume y secó sus pies con su cabello. El que estaba enfermo era su hermano Lázaro.


Por segunda vez, llamaron al hombre que había estado ciego y le dijeron: “¡Dale la gloria a Dios! Sabemos que este hombre es un pecador”.


Nosotros sabemos que Dios no escucha a los pecadores, pero sí escucha a todo el que lo adora y hace su voluntad.


Pero Dios demuestra su amor en que Cristo murió por nosotros aunque todavía éramos pecadores.


Este es un dicho confiable que todos deberían aceptar: “Jesucristo vino a este mundo para salvar a los pecadores”, y yo soy el peor de ellos.


También sabemos que la ley no se instituyó por causa de los que son justos, sino por causa de los que son rebeldes e ignoran la ley. Se aplica a personas que no sirven a Dios, que son pecadoras, que no respetan la santidad de las cosas y que son completamente profanos. Es para los que matan a padres y madres, para los asesinos,


“Si ya es difícil salvarse para los que son justos, ¿qué será de los pecadores que aborrecen a Dios?”


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