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Lucas 2:46 - Versión Biblia Libre

46 Pasaron tres días, hasta que lo encontraron en el Templo. Estaba sentado entre los maestros religiosos, escuchándolos y haciéndoles preguntas.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

46 Y aconteció que tres días después le hallaron en el templo, sentado en medio de los doctores de la ley, oyéndoles y preguntándoles.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

46 Tres días después, por fin lo encontraron en el templo, sentado entre los maestros religiosos, escuchándolos y haciéndoles preguntas.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

46 Al tercer día lo hallaron en el Templo, sentado en medio de los maestros de la Ley, escuchándolos y haciéndoles preguntas.

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La Biblia Textual 3a Edicion

46 Y aconteció que después de tres días, lo hallaron en el templo, sentado° en medio de los maestros, no sólo oyéndolos, sino también haciéndoles preguntas.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

46 Y resultó que a los tres días lo encontraron en el templo, sentado ante los doctores, escuchándolos y haciéndoles preguntas.

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Lucas 2:46
13 Referencias Cruzadas  

Tres días después, Jeroboam y todo el pueblo regresaron a Roboam, porque el rey les había dicho: “Vuelvan dentro de tres días”.


Roboam respondió: “Vayan y vuelvan dentro de tres días”. Así que el pueblo se fue.


El Señor Dios me ha dado la capacidad de enseñar a otros, de saber animar con una palabra a los que están agotados. Él me despierta cada mañana; me ayuda a escuchar como discípulo.


“De la misma manera que Jonás estuvo en el vientre de un gran pez durante tres días y tres noches, el Hijo del hombre estará en el corazón de la tierra por tres días y tres noches.


A partir de entonces Jesús comenzó a explicarle a sus discípulos que él tendría que ir a Jerusalén, y que sufriría terriblemente en manos de los ancianos, de los jefes de los sacerdotes y de los maestros religiosos, y que lo matarían, pero que él se levantaría otra vez al tercer día.


Todos los que lo escuchaban hablar se quedaban sorprendidos por su entendimiento y por las respuestas que daba.


Un día, mientras Jesús enseñaba, los Fariseos y los maestros religiosos que habían venido de Galilea, en Judea, y de Jerusalén, estaban allí sentados. Y el poder sanador del Señor estaba con él y por eso podía sanar.


“Tu eres un maestro famoso en Israel, ¿y aún así no entiendes tales cosas?” respondió Jesús.


Pero entonces uno de los miembros del concilio se levantó para hablar. Era Gamaliel, un fariseo y doctor de la ley que era respetado por todos. Él ordenó que los apóstoles salieran por un momento.


Tienen ambición por ser maestros de la ley, pero no tienen idea de lo que dicen ni de lo que anuncian con tanta vehemencia.


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