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Juan 8:46 - Versión Biblia Libre

46 ¿Acaso puede alguno de ustedes demostrarme que soy culpable de pecado? Si les estoy diciendo la verdad, ¿por qué no me creen?

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

46 ¿Quién de vosotros me redarguye de pecado? Pues si digo la verdad, ¿por qué vosotros no me creéis?

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Biblia Nueva Traducción Viviente

46 ¿Quién de ustedes puede, con toda sinceridad, acusarme de pecado? Y si les digo la verdad, ¿por qué, entonces, no me creen?

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Biblia Católica (Latinoamericana)

46 ¿Quién de ustedes encontrará falsedad en mí? Y si les digo la verdad, ¿por qué no me creen?

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La Biblia Textual 3a Edicion

46 ¿Quién de vosotros me redarguye de pecado? Si digo verdad, ¿por qué vosotros no me creéis?

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

46 ¿Quién de vosotros puede demostrar que he pecado? Si yo digo la verdad, ¿por qué no queréis creerme?

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Juan 8:46
12 Referencias Cruzadas  

¿Con qué autoridad bautizaba Juan? ¿Acaso su autoridad venía del cielo, o de los hombres?” Entonces ellos discutían unos con otros: “Si decimos que venía del cielo, entonces nos preguntará por qué no creímos en él.


Entonces ellos debatían entre ellos mismos. Y decían: “Si decimos que venía del cielo, el responderá ‘¿Por qué no creyeron en él?’


Ahora no puedo hablarles por más tiempo, porque el príncipe de este mundo se acerca. Él no tiene poder para controlarme,


Si ustedes hacen lo que yo digo, permanecerán en mi amor, así como yo hago lo que mi Padre dice y permanezco en su amor.


Y cuando él venga, convencerá a los que están en el mundo de que tienen ideas equivocadas sobre el pecado, sobre lo que es correcto y sobre el juicio.


Entonces Pilato preguntó: “¿Entonces eres un rey?” “Tú dices que yo soy un rey”, respondió Jesús. “La razón por la que nací y vine al mundo fue para dar evidencia en favor de la verdad. Todos los que aceptan la verdad, atienden lo que yo digo”.


Todo el que pertenece a Dios, escucha lo que Dios dice. La razón por la que ustedes no escuchan es porque ustedes no pertenecen a Dios”.


Ellos seguían exigiendo una respuesta, así que él se levantó y les dijo: “Cualquiera de ustedes que nunca haya pecado puede lanzar la primera piedra sobre ella”.


Dios hizo que Jesús, quien nunca pecó, experimentara las consecuencias del pecado para que nosotros pudiéramos tener un carácter recto, así como Dios es recto.


Pues el sumo sacerdote que tenemos no es uno que no pueda entender nuestras debilidades, sino uno que fue tentado de la misma forma que nosotros, pero no pecó.


Él es justamente el sumo sacerdote que necesitamos: santo y sin falta, puro y apartado de los pecadores, y con un lugar en lo más alto de los cielos.


Él nunca pecó, ni mintió;


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