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Jeremías 3:19 - Versión Biblia Libre

19 Me dije: Quiero que sean mis hijos, y darles el mejor país, el lugar más hermoso de cualquier nación. Esperaba que me llamarais “Padre” y que nunca dejarais de seguirme.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

19 Yo preguntaba: ¿Cómo os pondré por hijos, y os daré la tierra deseable, la rica heredad de las naciones? Y dije: Me llamaréis: Padre mío, y no os apartaréis de en pos de mí.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

19 »”Me dije a mí mismo: ‘¡Cómo quisiera tratarlos como a mis propios hijos!’. Solo quería darles esta hermosa tierra, la posesión más maravillosa del mundo. Esperaba con anhelo que me llamaran ‘Padre’, y quise que nunca se alejaran de mí.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

19 Y yo pensaba: '¡Cómo quisiera contarte entre mis hijos, darte como herencia un país maravilloso, que sobresalga entre todas las naciones!' Y añadí: 'Me llamarás 'Padre mío' y nunca más te apartarás de mí.

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La Biblia Textual 3a Edicion

19 Pero Yo me decía: ¿Cómo podré poneros por hijos y daros la tierra deseable, La más hermosa heredad de las naciones? Entonces me dije: Me llamarás Padre mío, Y no te apartarás de mí.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

19 Yo había pensado: Te pondré entre los hijos y te daré un país delicioso, la herencia más preciosa de las naciones. Y me decía: me llamarás 'Padre mío', y de mi seguimiento no te apartarás.

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Jeremías 3:19
32 Referencias Cruzadas  

Más tarde el pueblo se rehusó a entrar a la tierra prometida; no confiaron en que Él cumpliría lo que había prometido.


Las divisiones de la tierra han obrado a mi favor: ¡Mi propiedad es maravillosa!


Él invocará mi nombre, diciendo, ‘Tú eres mi padre, mi Dios, y la roca de mi salvación’.


Los sabios recibirán honra, pero los necios permanecerán en desgracia.


Pero sigues siendo nuestro Padre, aunque Abraham no nos conozca e Israel no nos reconozca. Tú, Señor, eres nuestro Padre; siempre te has llamado nuestro Redentor desde hace mucho tiempo.


Pero tú, Señor, eres nuestro Padre. Nosotros somos el barro, tú eres el alfarero. Nos has hecho con tus propias manos.


Muchos pastores han venido y han destruido mi viña; han pisoteado las cosechas de mi campo. Han convertido mi tierra agradable en un páramo vacío.


Cuando llegue ese momento, Jerusalén será llamada el Trono del Señor, y todas las naciones se reunirán en Jerusalén para honrar al Señor. Ya no serán tercos ni malvados.


¿No me acabas de decir: “Padre mío, has sido un gran amigo mío desde que era pequeño.


¿Pero no sigue siendo Efraín mi hijo precioso, mi hijo adorable? Aunque a menudo tenga que regañarlo, no puedo olvidarlo. Por eso me desgarro por dentro con anhelo, queriendo demostrar lo mucho que me importa! declara el Señor.


Volverán con lágrimas en los ojos, y estarán orando mientras los llevo a casa. Los guiaré junto a corrientes de agua, por caminos llanos donde no tropezarán. Porque yo soy el Padre de Israel; Efraín es mi primogénito.


Entonces esta ciudad me dará una reputación gloriosa, celebrada y alabada por todas las naciones de la tierra que se enteren de todas las cosas buenas que hago por ella. Temblarán, asombrados de todo el bien que he hecho por ella, de cómo la he hecho tan próspera.


¿Por qué habría de perdonarlos? Tus hijos me han abandonado y creen en dioses que no son dioses. Les he dado todo lo que necesitan, y sin embargo han ido a cometer adulterio, reuniéndose en casas de prostitutas.


“Aquel día les prometí que los sacaría de Egipto y los llevaría a un país que había elegido para ellos, una tierra que mana leche y miel, mejor que cualquier otro país.


El invasor hará lo que quiera; nadie podrá oponerse a él. Estará en la Tierra Hermosa con el poder de destruirlo.


Invadirá la Tierra Hermosa y matará a mucha gente allí. Sin embargo, Moab, Edom y la mayoría de los amonitas escaparán a su poder.


Establecerá su campamento real entre el mar y la hermosa montaña sagrada. Pero morirá sin que nadie le ayude.


De uno de ellos surgió un cuerno pequeño que se hizo extremadamente poderoso hacia el sur y hacia el este y hacia la Tierra Hermosa.


¿Cómo podría abandonarte, Efraín? ¿Cómo podría dejarte ir, Israel? ¿Cómo podría hacer contigo lo mismo que con Adamá? ¿Cómo podría tratarte como a Seboín? Mi corazón se hace pedazos, y reboso en compasión.


Porque ustedes son hijos de Dios por medio de su fe en Jesucristo.


Él decidió de antemano adoptarnos como sus hijos, obrando mediante Jesucristo para traernos a hacia él. Se complació en hacerlo porque así él lo quiso.


Ustedes son los hijos del Señor su Dios. No se mutilen ni se afeiten la frente como hacen los paganos cuando lloran a los muertos,


Pero nosotros no somos la clase de personas que se retracta y termina en la perdición. Nosotros somos los que creemos en Dios y su salvación.


Puesto que ustedes le llaman Padre, y reconocen que él juzga a todos de manera imparcial, basado en sus obras, tomen en serio su vida aquí en la tierra, guardando reverencia hacia él.


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